El levantamiento militar iniciado el viernes por un grupo de militares turcos quedó neutralizado, según afirma el Gobierno, que pidió a la población que se echara a la calle para detener a los golpistas cuando aún era incierto si la asonada tendría éxito.
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El levantamiento causa 60 muertos en todo el país, entre los que hay civiles, según un balances preliminar de la Fiscalía.
“Esto es traición. Pagarán un precio muy alto”, amenazó Recep Tayyip Erdogan, jefe del Estado, poco después de aterrizar en el aeropuerto Atatürk de Estambul, en las primeras horas del sábado (noche del viernes en Colombia).
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Tanto Erdogan como el Ejecutivo insisten en que el intento de golpe fracasó y que en él ha participado un grupo reducido de militares. El primer ministro, Binali Yildirim, afirmó que los cabecillas son unos 40 altos mandos, principalmente coroneles pero también un general, que habría muerto durante el golpe.
Además, informó de que unos 130 militares han sido detenidos por su participación en el intento de derrocar al Gobierno democráticamente elegido.
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El propio Erdogan anunció una operación de detenciones de militares golpistas e incluso encontró una parte positiva a la asonada. “Este levantamiento, este movimiento es un gran regalo de Dios para nosotros. Porque el Ejército será limpiado”, afirmó.
La cúpula del poder asegura que tras la asonada está Fetullah Gülen, un predicador islamista exiliado desde años en Estados Unidos, y que cuenta con muchos seguidores en la policía y la judicatura turca.
En su día aliado de Erdogan y de su partido, el islamista AKP, desde hace varios años es uno de los mayores enemigos del Gobierno, que lo acusa de terrorismo y de querer desestabilizar al país.
El intento del golpe fue especialmente duro en Ankara y en Estambul.
En la capital, donde helicóptero militares atacaron la sede de la Dirección de Seguridad, al menos 42 personas murieron en los enfrentamientos.
Explosiones, tiroteos y el vuelo rasante de aviones de combate han sido una constante en la capital del país y en Estambul.
El propio Parlamento, en Ankara, fue objetivo de un bombardeo aéreo, que dejó unos cuarenta heridos, entre ellos dos de gravedad.
En Estambul se han contabilizado al menos seis civiles muertos y unos cien heridos. En la ciudad eurasiática, los militares abrieron fuego contra grupos de personas que salieron a manifestarse contra los golpistas.
Las autoridades reconocen que hay grupos de resistencia. Además, sobre las 03.25 GMT del sábado (10:25 p.m. del viernes en Colombia), un avión supuestamente en manos de los golpistas lanzó dos bombas cerca del palacio presidencial en Ankara.
Tanto en Ankara como en la base aérea de Balikesir hay fuerzas rebeldes y se ordenó a los aviones estacionados en otros emplazamientos que los ataquen.
Los medios turcos informan que al menos uno de los helicópteros usados por los rebeldes fue abatido por cazas de la Fuerza Aérea.
Tanto la Armada como la Gendarmería, una fuerza policial militarizada, se han mantenido fieles al Ejecutivo.