La guerra civil en Yemen, producto de los enfrentamientos entre los oficialistas y el movimiento de los Hutíes, arroja hoy un balance catastrófico: se ha llevado por delante la vida de 3.300 personas y, al mismo tiempo, ha destruido tres de los cuatro lugares considerados Patrimonio de la Humanidad.
Ellos son, según la Unesco, la ciudad amurallada de Shibam que data del siglo XVI; Zabid, que fue antigua capital yemení y, por último, Saná, la actual capital del país.
El organismo a principios de mayo ideó un plan de emergencia para preservar la herencia cultural del país árabe a raíz de que los bombardeos sobre la capital Saná destruyeron edificios dotados de un gran capital histórico.
En ese entonces la Directora General de la Unesco, Irina Bokova llamó a las dos partes del conflicto a contener cualquier acción militar contra sitios pertenecientes a la herencia cultural respetando los tratados internacionales de 1954 y de 1972.
Sobre el desastre arquitectónico en Yemen se refirió Enrique Serrano, docente e Investigador de la Universidad del Rosario: “Desde los tiempos de la Reina de Saba y desde hace más de 4.000 años hay un patrimonio histórico de gran valor que está siendo destruido y, como no había una comisión que los juzgue, se está produciendo una devastación parecida a la de Afganistán, la de Irak y la de Palmira en Siria. Todos muy dramáticas y parece que no hay posibilidad de detenerla”, afirmó el académico.
Y es que de los 1.007 lugares calificados como Patrimonio por la agencia de Naciones Unidas, 48 están en peligro. Los enfrentamientos de diversa índole en Oriente Próximo han destruido y puesto en peligro tesoros de Irak, Siria, Egipto, Palestina e Israel.
Por su parte, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (Ocha) denunció ayer que las consecuencias humanitarias del conflicto en el Yemen son “catastróficas”.
Su coordinador en Yemen, Johannes van der Klaauw, aseguró que “los civiles están pagando el precio más alto”. También recordó que es necesario un mayor esfuerzo de los donantes ya que hasta ahora la petición de fondos para cubrir las necesidades humanitarias de la población este año -de 1.600 millones de dólares- solo ha sido cubierta en un 15 %.
“Es muy difícil revertir en la calidad de vida de los Yemeníes. Es una desgracia inevitable. Es muy común que los vacíos de poder generen consecuencias tan dramáticas como las que provocan los hutíes en Yemen”, concluyó Serrano.