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Brasil está a punto de entrar en un duro debate político y social por la intención del Gobierno del presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, de promover una enmienda constitucional que le permita reducir la influencia de las Fuerzas Armadas en varios estamentos civiles de ese país.
En efecto, lo que busca la administración de Lula es promover y aprobar una enmienda constitucional para ponerle freno a la amplia posibilidad de interferir en asuntos civiles y de carácter político que tienen la fuerza castrense brasileña, que llegó a un punto de exacerbación durante los cuatro años de mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro. De hecho, en varios de los cargos claves de su administración tuvo siempre a un uniformado.
La propuesta, que se viene tejiendo desde el propio Ministerio de Defensa, ya está plasmada en un primer borrador, según publicó el diario O Globo.
Y lo que dice, de acuerdo con el informe periodístico, es que aquellos militares que pretendan presentarse a las elecciones o asumir el mandato de un ministerio, entre otros asuntos claves del estamento político de ese país, deberán desligarse de las Fuerzas Armadas o pasar de forma inmediata a la reserva.
Esto se traduce en que aquellos militares que deseen entrar en la disputa electoral por cuenta de unas elecciones –o asumir puestos de primer orden en el gobierno, como por ejemplo un ministerio– deberán darse de baja de manera definitiva. Pero quienes cuenten con al menos 35 años de experiencia castrense deberán pasar a la reserva antes de presentar su candidatura o asumir puesto alguno.
Y es un giro de fondo. En la actualidad, los miembros de las Fuerzas Armadas pueden volver a sus actividades castrenses una vez han finalizado los procesos electorales en caso de no vencer. Además –según la Constitución de Brasil–, aquellos militares que suman más de 10 años de experiencia son transferidos a la reserva si son elegidos en las urnas.
La propuesta ya está bajo conocimiento de los tres comandantes de las Fuerzas Armadas, con el fin de buscar consensos y apoyos en torno a la enmienda constitucional. La razón jurídica es que se pretende modificar uno de los artículos de la Carta Política, que –de acuerdo con los aliados del Gobierno– ha sido malinterpretado por los seguidores de Bolsonaro. El punto en cuestión afirma que los militares, “bajo la autoridad suprema del presidente” deben garantizar “la defensa de la patria”.
En numerosas ocasiones, los seguidores de Bolsonaro han utilizado este argumento para conferir de forma errónea una suerte de poder moderador a las Fuerzas Armadas, traducido en demandas de disolución del Congreso, el Tribunal Supremo, o bien no reconocer los resultados electorales, tal y como se vio en los últimos comicios y que derivaron en una toma violenta de Brasilia –la capital– que tardó horas en ser controlada.
Al tratarse de una enmienda a la Constitución, el texto necesita el apoyo de al menos el 60 por ciento de los diputados –308 votos– y de los senadores –49– para ser aprobada.
En todo caso, y pesar de que los números no le son contrarios al Gobierno, se trata de una cuestión que suele levantar resistencias dentro del Congreso y que se convertirá en un fuerte pulso para la administración Lula.
Bolsonaro devuelve joyas sauditas
AFP. La defensa del expresidente brasileño Jair Bolsonaro comunicó a las autoridades que su cliente entregará al tribunal de cuentas un paquete de joyas regaladas por Arabia Saudita e ingresadas de forma irregular al país en 2021. El líder ultraderechista es blanco de investigaciones de la policía federal y de la agencia tributaria de Brasil desde que el diario O Estado de Sao Paulo reportó que agentes de esta última entidad incautaron en octubre de 2021 un paquete de joyas, valorado en 3,2 millones de dólares, dentro de la mochila de un funcionario del Ministerio de Minas y Energía que regresaba de un viaje oficial a Oriente Medio. Su destino era el exmandatario.