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Merkel ratifica culpa alemana en Auschwitz

  • FOTO EFE
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07 de diciembre de 2019
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La memoria de los crímenes nazis es “inseparable” de la identidad alemana, declaró ayer la canciller alemana, Angela Merkel, durante su primera visita desde su llegada al cargo en 2005, al antiguo campo de exterminio nazi de Auschwitz.

La visita a este lugar, símbolo del Holocausto, se produce en un momento en el que la extrema derecha alemana –presente desde hace dos años en el Parlamento– aboga por acabar con esta cultura del arrepentimiento.

“Recordar los crímenes, nombrar a sus autores y rendir un homenaje digno a las víctimas es una responsabilidad que no acaba nunca. No es negociable. Y es inseparable de nuestro país”, agregó Merkel.

Una discusión de identidad

A primera hora de la mañana, Merkel atravesó el portón del antiguo campo, en el que se lee aún la siniestra consigna nazi: “Arbeit macht frei” (”El trabajo nos hace libres”).

La canciller estaba acompañada por el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, por el octogenario superviviente de Auschwitz, Bodgan Bartnikowki, y por representantes de la comunidad judía.

El jueves, Merkel anunció la concesión de 60 millones de euros a la Fundación Auschwitz-Birkenau para el mantenimiento del sitio donde fueron asesinados más de 1,1 millones de personas entre 1940 y 1945.

En Alemania, el recuerdo del Holocausto está en el centro de la reconstrucción de su identidad de posguerra, pero las autoridades están preocupadas por el aumento de actos antisemitas. Merkel reiteró que la “lucha contra el antisemitismo y contra toda forma de odio” es una de las prioridades de su gobierno

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