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La oposición venezolana va a elecciones tras 6 años de abstención

Desde 2015 no participaban de un proceso electoral. Regresan unidos por la MUD a comicios regionales del 21 de noviembre. Faltan los candidatos.

  • Si bien tomó la decisión de participar, la oposición denunció la falta de garantías y pidió acompañamiento internacional. FOTO EFE
    Si bien tomó la decisión de participar, la oposición denunció la falta de garantías y pidió acompañamiento internacional. FOTO EFE
01 de septiembre de 2021
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Fue una declaración pero tal vez fue más un reconocimiento. En un documento de cinco puntos la oposición venezolana decidió el fin del boicot electoral que durante seis años fue su principal estrategia política, junto al gobierno provisional, contra Nicolás Maduro. Participará de las elecciones regionales del 21 de noviembre, aceptando el fracaso de la abstención y apostando por un proceso electoral en el que no termina de creer y al que va con unas costuras internas muy débiles.

“Sabemos que estos comicios no serán unas elecciones justas ni convencionales”, reza el comunicado, firmado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), una agrupación de partidos opositores que nació en 2008. La última vez que su logo estuvo en un tarjetón fue en 2015, cuando ganó el control de la Asamblea Nacional a la que Juan Guaidó debe su presidencia. El líder no estuvo presente en el reciente anuncio. Sí un enviado de su partido político, Voluntad Popular.

“La decisión es una derrota para Guaidó y para Leopoldo López”, señala Carlos Romero, analista político y docente en Caracas, “ellos insistieron hasta el último momento en no participar de las elecciones y continuar con el modelo de dualidad de poder y de gobierno provisional. La resolución de participar cierra el capítulo de Guaidó”. Ambos líderes han mantenido un silencio general tras el anuncio de la MUD.

Solo Guaidó ha tenido un par de palabras y han sido para reiterar su posición. “Todos sabemos que hoy no hay condiciones ni garantías para una elección libre y justa”, escribió en Twitter en respuesta a un comentario de Maduro. ¿Por qué participar entonces? “Porque están obligados. No tenían más opciones: están participando de las negociaciones en México; las estructuras partidistas ya estaban en la calle prefiriendo la opción electoral; y la estrategia que estaban llevando a cabo ha fracasado”, resume Romero, “con el gobierno provisional no se cumplió el objetivo central: un cambio de régimen”.

Lo que se movió y moverá

La decisión de participar se tomó contra el tiempo. Llegó “después de un extenso y difícil proceso de deliberación”, reconoció la MUD. Más rápido y exprés, sin embargo, fue la conformación de las planchas de candidatos que van bajo su logo. El plazo de inscripción de los elegidos cerró este miércoles 1 de septiembre.

Hasta el pasado viernes 27 de agosto, el Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano había registrado 311 postulaciones a la gobernación de 23 estados, además de 1.772 candidaturas para alcaldías. Todos ellos competirán en el marco de las negociaciones que la oposición lleva con Maduro en México y de cambios no vistos hasta ahora en entidades importantes como el CNE.

Allí, por primera vez desde 2016 cuando se convirtió en una apéndice del chavismo, hay presencia de dos figuras con amplio reconocimiento y aceptación en la oposición en su junta rectora. Roberto Picón y Enrique Márquez llegaron al supremo electoral en mayo pasado, y aunque son dos de cinco, la entidad ha ganado desde entonces mayor legitimidad. El pasado 13 de agosto, cuando ya era un hecho el inicio de las conversaciones en México, Picón y Márquez pidieron garantías a una futura (ahora confirmada) participación electoral de la oposición.

Solicitaron “el uso equilibrado del espacio radioeléctrico venezolano; el respeto irrestricto a los Derechos Humanos y políticos de cada uno de los actores del proceso electoral, sin persecución, detenciones arbitrarias y si ningún tipo de amedrentamiento”.

No está claro, aún, que Maduro vaya a respetar esos mínimos. Pocas semanas antes de que se instalara la mesa de diálogo en México, el Servicio de Inteligencia de Venezuela detuvo al exdiputado Freddy Guevara, un estrecho colaborador de Guaidó. En una especie de muestra de fuerza, mientras invitaba al diálogo, Maduro mostraba su fuerza. “Más incluso que las garantías internas, la clave estará en el acompañamiento internacionales”, agrega Ronal Rodriguez, del observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, “hasta dónde va a llegar ese acompañamiento, porque eso es lo que va dar el reconocimiento”.

De hecho, la Unión Europea respaldó la decisión de la MUD, pidiendo “una vez más, condiciones electorales respetuosas de los estándares internacionales para la democracia”, señaló Peter Stano, portavoz del Servicio Europeo de Acción Exterior. Una misión técnica europea estuvo en julio en Venezuela para evaluar si hay condiciones o no para el envío de observadores electorales en noviembre. Las determinación aún no se conoce.

“A partir de lo que digan esos actores globales, podría iniciar un proceso de reconstrucción democrática”, finaliza Rodríguez, “estas elecciones y este proceso de diálogo en México no va a terminar la crisis que vive Venezuela pero sí puede enrumbar el camino hacia un desescalamiento de la dictadura”.

Seis años después de silencio electoral, la oposición venezolana vuelve al ruedo de los votos. Si cualquier otro proceso de este tipo significa por naturaleza una disputa de poder, en Venezuela lo que inicia este miércoles y termina el próximo 21 de noviembre, cuando haya votaciones, representa nada menos que la posibilidad de un futuro.

Juan Diego Quiceno Mesa

Periodista de la Universidad de Antioquia con estudios en escritura de guión de ficción y no ficción.

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