Al menos 9 personas murieron y varias seguían desaparecidas el viernes en Costa Rica tras el paso del huracán Otto, que en la víspera azotó a ese país y a la vecina Nicaragua con fuertes vientos y torrenciales lluvias que obligaron a evacuar a miles de personas.
El ciclón, que se degradó a tormenta tropical tras tocar tierra el jueves en el pequeño pueblo de San Juan de Nicaragua, cerca de la frontera con Costa Rica, cruzó ambos países y se alejaba el viernes de Centroamérica, dijo el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos.
En Costa Rica, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) dijo que al menos 9 personas murieron por la tormenta, que afectó a 255 comunidades y obligó a evacuar a unas 5.500 personas a 50 albergues en el país.
De esta forma, Costa Rica sufrió por primera vez en su historia el impacto directo de un huracán.
Upala, provincia de Alajuela, fronteriza con Nicaragua, fue uno de los sitios con mayores consecuencias: casas destruidas, inundaciones, barro por todos lados, escombros, derrumbes, fallecidos y desaparecidos, según comprobó un fotoreportero de Efe en un recorrido por la zona.
Las aguas inundaron ese cantón de 45.000 habitantes, dedicado principalmente a la agricultura y la ganadería, luego de que la tarde y noche del jueves, en tan solo seis horas, lloviera 200 litros por metro cuadrado, equivalente a lo que debía caer en un mes completo de invierno.
La fuerza de los vientos y la lluvia dejó incomunicadas a varias pequeñas comunidades en los cantones de Upala y Bagaces, así como vías cortadas por derrumbes de tierra, caída de árboles o puentes caídos.
El agua poco a poco ha ido cediendo y va dando paso a un escenario desolador: un pueblo con sus calles, casas y comercios llenos de barro, piedras, árboles arrancados de raíz, y con la complicación de la ausencia de servicio eléctrico y agua, en un país no acostumbrado a la tragedia.