Este 2 de mayo se cumplió un mes del inicio de una de las operaciones de “rescate” geopolítico más difíciles que el mundo esté viviendo. En Viena, la capital de Austria, siete países intentan salvar el acuerdo nuclear con Irán, un pacto herido de muerte desde que el Estados Unidos de Donald Trump decidiera desconocerlo en 2018 y reanudar las sanciones contra el gobierno iraní. Las perspectivas de éxito se chocan con una realidad política que da poco espacio a la esperanza.
El acuerdo nuclear con Irán es un milagro de esos poco usuales en la comunidad internacional. En 2015, durante el gobierno estadounidense de Barack Obama y después de dos años de negociación, EE. UU., Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania firmaron con la potencia asiática lo que se conoció como el Plan Conjunto de Acción Comprehensiva (JCPOA, por sus siglas en inglés).
En términos simples, el acuerdo buscaba (y busca, aún), limitar el programa de tecnología nuclear que Irán lleva desarrollando desde mediados del siglo XX y que implica enriquecimiento de uranio, un elemento químico que puede ser utilizado para producir energía, pero también para armar una bomba atómica, a cambio de que la comunidad internacional, y especialmente EE.UU., levante las sanciones económicas que pesan sobre la economía iraní.
Pese a que el acuerdo fue celebrado por gran parte de la comunidad internacional, también tuvo grandes detractores. Israel y Arabia Saudí calificaron la decisión de “error histórico”; y los republicanos, en ese entonces (2015) mayoría en el Congreso de EE.UU., también se opusieron con base en la desconfianza de que Irán cumpliera con sus compromisos. Fue precisamente eso lo que esbozó Donald Trump en mayo de 2018 cuando retiró a su país del pacto. “El mayor patrocinador del terrorismo podrá adquirir las armas más peligrosas en el mundo. Por eso anuncio que EE. UU. se retirará del acuerdo nuclear de Irán”, afirmó.
No está claro que Irán estuviera incumpliendo el acuerdo. De hecho, durante ese mismo mes, la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) confirmó mediante un comunicado todo lo contrario: “Al día de hoy (9/05/2018) Irán está cumpliendo sus compromisos relacionados con energía nuclear”. Con la salida de Estados Unidos y el reinicio de sus sanciones, el pacto perdió interés para Irán. Joe Biden señaló desde la campaña electoral su intención de regresar el país al acuerdo, pero 2021 es un escenario mucho más adverso para eso que 2015.
Panorama político
Los contextos políticos internos en ninguno de los dos países favorecen una solución pronta. La república islámica está en pleno año electoral. El 18 de junio de 2021 elegirá a su nuevo presidente. Hasán Rohani, que lleva dos períodos de 4 años frente al gobierno, no se puede presentar a un tercer mandato porque así lo impide la ley iraní. Rohani firmó el acuerdo nuclear y es considerado un reformista moderado. Su posición actual es tan débil políticamente que hace poco probable que tenga el apoyo para retornar al acuerdo.
“Rohani confió y fue traicionado por la administración Trump, que básicamente lo dejó solo”, explica Rafael Piñeros, analista internacional de la Universidad Externado de Colombia. “Él negoció con Obama confiando en que el acuerdo se respetaría. Ahora no tiene el apoyo político interno que necesita. En su país creen que EE. UU. se burló de él. No hay consenso en volver al acuerdo”. Si bien Irán regresó a la mesa de negociación el pasado 2 de abril, su posición ha consistido en condicionar cualquier paso a que EE. UU. elimine las sanciones.
Algo a lo que Biden no puede ceder tan fácilmente. “Él tiene la disposición, pero sabe que un cambio tan abrupto frente a un país con el cual las relaciones no han sido fáciles en los últimos 40 años, tampoco es un paso sencillo de dar”, señala Piñeros. Ya está claro, además, que Irán no está cumpliendo con el pacto. El pasado 23 de febrero la OIEA señaló que Irán está enriqueciendo uranio al 20 % de pureza, cuando el límite que pone el acuerdo es del 3,67 %. El organismo anunció, además, que la república islámica puso fin a las inspecciones sorpresa que la OIEA podía adelantar en las instalaciones nucleares del país por efectos del pacto.
Las amenazas tampoco han dejado de subir de tono. El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, señaló a finales de febrero que el país está preparado para aumentar el enriquecimiento de uranio al 60 % (para usos militares, el porcentaje debe ser del 90 %). Aún así, las negociaciones para un posible retorno de EE. UU. y una activación plena del acuerdo continúan en Viena.
Este 1° de mayo, tras una ronda de conversaciones, el negociador ruso, Mijail Ulianov, resaltó en Twitter “los indiscutibles avances” del proceso de diálogo, pese “a que quedan muchas cuestiones sin resolver”. Los representantes de los países se volverán a sentar el 7 de mayo en unas negociaciones que, según han dicho, no tienen fecha límite. Sí la tiene las elecciones de Irán, en las que podría ganar un candidato menos dispuesto al diálogo que Rohani. Y en ese caso, las esperanzas de revivir el acuerdo nuclear se darían casi por enterradas
2018
año en el que Estados Unidos se retiró del acuerdo nuclear con Irán.