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Juan Pablo Mosquera, capitán retirado de la Policía colombiana y acusado por Estados Unidos de colaborar con narcos, es pieza fundamental del regaño que le hizo el gobierno de ese país a su Administración de Control de Drogas (DEA).
El halón de orejas se debe a favores ilegales que Mosquera confesó haberles hecho a capos cuando trabajó en Colombia para esa agencia adscrita al Departamento de Justicia.
En efecto, en su intención de hacer parte del negocio, dijo que les vendió información confidencial recopilada por un cuerpo élite de la DEA. En resumen, el exoficial se convirtió en informante estrella de los delincuentes a los que decía perseguir.
Por esa actuación, el retirado, de 37 años de edad, se declaró culpable en una corte del sur de Florida,...
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