La central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y que fue controlada por Moscú, se convirtió en un tema de preocupación internacional tras los bombardeos que sufrió y de los que se acusan mutuamente la invasora Rusia y Ucrania.
Los recientes ataques llevaron al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a alertar ante un “riesgo real de desastre nuclear”. Y Kiev, por su parte, acusa a Moscú de “terrorismo nuclear”.
Actualmente, la planta tiene 6 de los 15 reactores nucleares de Ucrania, los cuales son suficientes para alimentar con energía a cuatro millones de hogares.
Desde el 21 de julio Ucrania acusó a Moscú de almacenar armamento pesado en la planta, después de que Rusia asegurara que las tropas de Kiev atacaron la instalación. La información la reveló la agencia ucraniana Energoatom.
Y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, aseguró que el régimen invasor de Vladimir Putin usa Zaporiyia como “una base militar desde donde disparan a los ucranianos, sabiendo que no pueden, ni quieren, responder”.
El último ataque, según Kiev, se registró el 5 de agosto y tuvo como epicentro una serie de bombardeos cercanos a un reactor; acusó a Rusia. No obstante, Moscú respondió que fueron lanzados por Ucrania.
Tras los combates, Energoatom afirmó que tendría que desactivar otro reactor por el daño causado a una línea de alta tensión que proveía de electricidad a dos regiones ucranianas.
Además, se está reparando otro reactor, por lo que entonces solo quedarían dos funcionando. Esto desataría una crisis energética en la invadida Ucrania.
Este país aseguró que la central de Zaporiyia está ocupada por “unos 500 soldados y 50 vehículos pesados, tanques y camiones” de tropas rusas, por lo que exigió su desmilitarización.
Energoatom, en todo caso, afirma que sigue en contacto con la planta y recibiendo datos para monitorizar su radiación. De hecho, este lunes informó que no había habido cambios en los niveles de radiación, pero que la alerta se mantiene por el riesgo continental que representa.
El mundo sigue de cerca lo que pase en esta planta, que se encuentra cerca de la península de Crimea, anexada por Moscú en 2014, y que fue conquistada del todo por Rusia el 4 de marzo, en los primeros días de la invasión.
Durante los combates por su control se declaró un incendio en un centro de entrenamiento. Los bomberos afirman que tardaron horas en obtener la autorización para llegar a la zona.
La agencia Energoatom apagó en un principio dos reactores, y más tarde un tercero, pero la planta sigue siendo operada por técnicos ucranianos bajo control ruso.
El OIEA afirmó en reiteradas ocasiones su voluntad de organizar una inspección de la planta, algo a lo que en un principio se opusieron las autoridades ucranianas, aunque recientemente se mostraron menos inflexibles.
Esto, inevitablemente, recuerda el accidente nuclear de 1986 en la planta nuclear de Chernóbil, en la Ucrania soviética, que dejó cientos de muertos y provocaron una nube radiactiva que se extendió por toda Europa. Por eso, otra vez hay una alerta continental.