En los últimos 32 días de la guerra entre Rusia y Ucrania, el gobierno ruso ha dado varios ultimátums a los soldados y la resistencia ucraniana que combaten en la localidad de Mariupol, y ha acompañado esas órdenes con intensos bombardeos con los que pretende doblegar a los defensores ucranianos, combatientes en esa ciudad.
La última de estas órdenes fue emitida el pasado 19 de abril cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, aseveró que “a todos aquellos que rindan las armas la parte rusa les garantiza la vida y un tratamiento digno de acuerdo a los tratados internacionales”.
Pero no pasaron 48 horas de aquella orden “perentoria” para que el Kremlin decidiera frenar los incesantes ataques contra Mariupol, en especial contra la acería Azovstal, un entramado de 11 kilómetros cuadrados compuesto por túneles, vías de tren y redes de naves que sirven de refugio a las tropas ucranianas. “Creo que el hipotético asalto a la zona industrial no sería bueno, planteo su cancelación”, expresó Putin.
Esta decisión, dicen los expertos y analistas de conflictos internacionales, va en doble vía: la primera, frenar las pérdidas de sus propios soldados que no han podido derribar ese bastión de la resistencia ucraniana; y la segunda es un tema económico, porque sería más costoso para Rusia construir una planta de acero necesaria para su futuro representados en los intereses sobre Mariupol, (ver Paréntesis) destruida al final por sus propias bombas.
Además, Rita Konaev, una experta en el ejército ruso de la Universidad de Georgetown, EE. UU., ha señalado a distintas agencias de noticias que de caer Mariupol, Rusia se haría con el control del 80% de la costa ucraniana frente al mar Negro, lo que desencadenaría un freno al comercio marítimo en Ucrania que le dan buenos ingresos, y la aislaría más de Occidente.
Un llamado a la paz
El freno a la ofensiva rusa en la ciudad costera de Mariupol se da en medio de la evacuación de 79 civiles confinados en esa localidad por la guerra. Tras varios intentos fallidos de la creación de un corredor humanitario para la salida de civiles, ayer Pavlo Kyrylenko, administrador militar de Donetsk, dijo que fueron evacuados estos ciudadanos.
“Esta es la primera vez desde el comienzo del bloqueo de Mariúpol por parte de las fuerzas de ocupación rusas, que logramos evacuar a los residentes locales de manera organizada y llevarlos a un lugar seguro”, indicó Kyrylenko.
“Esta vez, cuatro autobuses lograron salir de la ciudad sitiada de manera organizada. Es mucho menos de lo acordado, pero aun así nos regocijamos por cada vida salvada”, agregó Kyrylenko.
Estas evacuaciones de civiles se adelantan en medio del llamado a la paz hecho por líderes religiosos. El más insistente ha sido el Papa Francisco, quien envió el siguiente mensaje: “La paz es posible, la paz es un deber, la paz es la principal responsabilidad de todos”, refiriéndose a otros conflictos aparte del ruso-ucraniano que, según datos de Naciones Unidas, ha dejado más de 10 millones de personas desplazadas.
A su vez, Rusia prohibió la entrada a la vicepresidenta de EE. UU., Kamala Harris, y a Mark Zuckerberg como respuesta a las medidas estrictas emitidas por el gobierno estadounidense a Rusia para tratar de frenar su ofensiva.