En la noche del lunes, cuando el Senado brasileño prometía extender hasta la mañana de hoy una votación crucial para decidir si continuaba o no con el juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, la mayoría del Legislativo se mostraba favorable a despojar a la líder de su cargo.
Así lo evidenciaban los debates que protagonizaron durante todo el día los 81 senadores, previo a la votación (la primera de dos), que requerirá una mayoría simple de 41 votos para sentar posición.
Las esperanzas de los partidarios de Rousseff por impedir la continuidad del proceso se redujeron cuando intervino el senador Cristovam Buarque, del Partido Popular Socialista (PPS), de quien se esperaba que pudiera rechazar continuar con el proceso.
Sin embargo, Buarque anunció que votará a favor de que el proceso llegue a su última fase y lo argumentó en “el riesgo de la vuelta de la presidenta Rousseff, el riesgo de la vuelta de un viejo modelo que ya no funciona y al que el pueblo se resiste”.
La última fase del proceso sería realizada a fines de este mes, cuando el pleno del Senado tendrá que celebrar una nueva sesión que, se calcula, puede durar entre tres y cinco días, pues volverán a ser escuchados testigos de la acusación y la defensa.
En esa última sesión, Rousseff sería despojada del cargo, si así lo decide una mayoría calificada de 54 votos (dos tercios), con lo cual el mandato que vence el 1 de enero de 2019 deberá ser completado por Michel Temer, quien la sustituye interinamente desde mayo pasado.