Aunque el territorio de Israel es equivalente solo al área que ocupan departamentos como La Guajira o Santander, sus conocimientos en tecnología, agricultura y seguridad representan una oportunidad para Colombia.
Así las cosas, los representantes de esa potencia tienen los ojos puestos en el país y en Medellín, por sus oportunidades comerciales y porque una eventual firma de la paz augura promesas incluso al otro lado del mundo.
Marco Sermoneta, embajador de Israel en Colombia, dejó su escritorio en Bogotá para acercarse a las regiones, y en la capital antioqueña se refirió a vínculos entre las dos naciones y sus ciudades, así como a los retos que tiene una Tel Aviv rodeada de conflictos:
Embajador, ya ha visitado a Medellín en dos ocasiones durante el último año. ¿Por qué el interés?
“Hay una inclinación creciente por parte de empresas israelíes en ciertos campos que son naturales para nosotros, como infraestructura, tecnologías de agua y de agricultura, seguridad ciudadana. En ese sentido, espero poder crear un espacio de cooperación directa entre Tel Aviv y Medellín, práctico y orientado a la acción”.
¿Y qué tanto ha avanzado la discusión del TLC entre Colombia e Israel?
“Ya está firmado. Estamos esperando un primer debate en el Congreso, al que deberían ponerle una fecha pronto. Luego de su aprobación en Senado y Cámara, pasará a la Corte Constitucional, donde podrá tomar su tiempo. Sin embargo, tenemos toda la fe. Hay muchos sectores que se han manifestado a favor, como el de la agricultura, la misma Cancillería, los académicos y los clústeres de las TIC y de turismo”.
¿Cómo garantizar que las ventajas de este TLC sean equitativas para ambos?
“Es un TLC entre dos economías que se completan y no compiten. Para mí, va a permitir dos cosas. Primero, que productos colombianos puedan competir en la región, pues por el TLC que tenemos con Mercosur es difícil enfrentarse, por ejemplo, al banano brasileño o a la carne uruguaya. Por otra parte, teniendo en cuenta que el carbón es la mayor exportación de Colombia hacia Israel, vemos oportunidad de diversificar productos”.
¿Qué proyectos comerciales tienen entre manos Colombia e Israel, teniendo en cuenta que su país es uno de los observadores de la Alianza del Pacífico?
“Estamos mirando a la Alianza como un tema aparte de nuestra cooperación con los otros países. Lo que haremos será invitarlos a establecer una oficina dedicada a la innovación en Israel, que permita germinar ideas y colaboraciones. Tenemos un acuerdo de investigación industrial que está pasando trámites en Israel, pero que al momento de entrar en vigencia significará que pondremos 2 millones de dólares para un fondo común entre Colombia e Israel. Ojalá podamos hacer más”.
¿Qué han podido observar de las decisiones que ha tomado el país sobre el proceso de paz?, ¿han pensado en aportes?
“Nuestra posición es apoyar el deseo del Gobierno de firmar la paz. Conocemos de cerca qué significa luchar contra el terrorismo y sabemos cuán importante es tratar de llegar a un acuerdo. En ese sentido, estamos siempre al lado de Colombia. No estamos en posición de dar recomendaciones, pero sobre lo relacionado con acontecimientos después de la firma, podemos hablar”.
De otro lado, su primer ministro, Benjamín Netanyahu, insiste en que el mejor camino para la resolución del conflicto entre Israel y Palestina es mediante las negociaciones bilaterales que incluso podrían comenzar pronto. ¿Por qué la aversión a que participen actores internacionales en ese proceso?
“Por dos cosas, porque ese es el principio del proceso de paz con los palestinos y porque nosotros no creemos en intervención externa y no vamos a aceptar un acuerdo forzado. Somos 50 % del problema y 50 % de la solución. La dificultad ahora es que los palestinos se han rehusado a volver a la mesa, porque tienen un gran desacuerdo interno”.
Entonces, ¿cuál es la solución ahora?
“Es muy simple. Primero, deben dejar de incitar (los palestinos), porque así no se hace la paz. Segundo, venir a la mesa. Tercero, no enfocarse en tratar de destruir al otro. Es mejor mirar hacia adelante, reconocer la realidad y llegar a aun acuerdo, finalmente, después de 100 años de conflicto”.