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La sanción de Estados Unidos a ocho empresas chinas señaladas de reprimir al pueblo uigur aumentó la tensión entre esos gobiernos.
El cruce de mensajes que se dio hasta este viernes pasó de un veto comercial a un cruce de mensajes de ambas partes. Lo más reciente llegó desde China, la cual se opuso a las restricciones del gobierno de Joe Biden, y anunció que protegerá a toda costa los derechos e intereses de las empresas y entidades de su país.
La fuerte respuesta nació luego de que esta misma semana el Departamento de Comercio estadounidense sancionara a empresas de tecnología china que –según ellos– apoyaron “de forma activa” la vigilancia y el seguimiento biométrico a los uigures, población que habita la región autónoma de Xinjiang.
Esa minoritaria comunidad, compuesta en gran cantidad por musulmanes, ha sido históricamente estigmatizada y servido de comodín para rencillas entre varias potencias del mundo.
Las sanciones
Lo impuesto desde Washington tiene un impacto directo en la economía de sus ciudadanos, pues una de las consecuencias es que ningún estadounidense podrá comprar o vender acciones en las ocho empresas en cuestión, lo que les cierra el acceso a la financiación norteamericana.
Entre las sancionadas se encuentra el mayor fabricante mundial de drones comerciales: SZ DJI Technology. A esa empresa se la bloqueó por proveer robots voladores a la Oficina de Seguridad Pública de Xinjiang, modalidad con la que se vigiló a los uigures.
Así las cosas, SZ DJI y las otras empresas pasan a formar parte de una polémica lista de 60 firmas a las que el gobierno de Estados Unidos les tiene el ojo encima por colaborar con China para el desarraigo de las tradiciones musulmanas de los uigures.
En esta pelea ninguno de los dos gobiernos quiere dar su brazo a torcer, pues tras la respuesta de China, desde Estados Unidos no levantaron las sanciones porque la represión por medio del cautiverio de uigures en campos de concentración no ha cesado.