La inexperiencia de Trump en la arena política quedó plasmada nuevamente tras el debate del miércoles, cuando la prensa estadounidense se enganchó de sus desafortunados comentarios respecto a si respetará el resultado de las elecciones presidenciales, así sea derrotado.
En un debate en el que durante uno que otro tramo llevó a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton contra las cuerdas —en especial respecto al conflicto sirio y el bombardeo de Alepo—, su respuesta sobre si reconocería una eventual derrota borró cualquier avance que había hecho.
“Se lo diré en su momento. Voy a mantener el suspenso”, aseguró ante millones de espectadores (71,5 millones de personas). Horas antes del debate ya había preparado su error en Twitter. “Aún más evidencias de una elección manipulada por los medios”, mientras compartía un enlace sobre los últimos sucesos en torno a Wikileaks.
Lo cierto es que una vez hizo ese comentario, se produjo una oleada de indignación que dejó en segundo plano su notable avance en este debate final —que para muchos dejó empate, lo que igual favorecía a Hillary Clinton—. La propia demócrata, consciente del error de su rival, escarbó en la herida para salvarse de algunos daños:
“Permítame responder a eso, porque eso es horrible. Tenemos 240 años de historia. Hemos celebrado elecciones libres y justas. Hemos aceptado los resultados cuando no nos han podido gustar y eso es lo que debería esperarse de alguien en un debate durante unas elecciones”.
Ayer, ante la oleada de referencias a su comentario en las portadas de los periódicos nacionales, Trump se tuvo que defender, pero nuevamente dio pie a la especulación: “aceptaré totalmente los resultados de estas grandes e históricas elecciones, si gano”.
¿Por qué son tan graves estos comentarios en EE. UU? “Desde el principio de nuestra democracia, hubo algunas veces comicios controversiales, pero siempre se respetó el resultado y su legitimidad. Las palabras de Trump sobre un sistema ‘manipulado’, van en contra de nuestros valores fundamentales como nación y nuestro respeto a la democracia. Además son peligrosos porque minar la credibilidad en el sistema es una caja de Pandora”, explicó Robert Evan Ellis, docente del Centro de Estudios Estratégicos de la Escuela Superior de Guerra de EE. UU..