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Wenzel Fuchs, músico de la Filarmónica de Berlín, toca en Medellín

Ha tocado con la Filarmónica de Tokio, la SO Nacional de China y de Corea y la filarmónica de Berlín.

  • El clarinetista Wenzel Fuchs toca el clarinete principal en la orquesta filarmónica de Berlín, considerada una de las mejores y más importantes del mundo. FOTO juan antonio sánchez.
    El clarinetista Wenzel Fuchs toca el clarinete principal en la orquesta filarmónica de Berlín, considerada una de las mejores y más importantes del mundo. FOTO juan antonio sánchez.
11 de agosto de 2016
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Desde Berlín vino Wenzel Fuchs, el clarinete principal de la Orquesta Filarmónica de Berlín, una de las más importantes del mundo, para tocar por primera vez en Medellín con la Orquesta Sinfónica Eafit.

Wenzel, nacido en Innsbruck (Austria), ocupa su posición en la Filarmónica desde hace 23 años. Estar allí representa, para cualquier músico, llegar a una cumbre musical donde el virtuosismo y la disciplina son indispensables.

Hoy, dirigido por la maestra Cecilia Espinosa, Wenzel interpretará el Concierto para Clarinete y Orquesta de Mozart. La Orquesta Sinfónica Eafit también tocará la Obertura del Sueño de una noche de Verano de Felix Medelssohn y la Sinfonía Nº 8 de Antonin Dvorak. El COLOMBIANO habló con el clarinetista.

¿Qué tan difícil es entrar a una de las mejores orquestas del mundo?

“Es difícil, conseguir esa o cualquier otra posición en la orquesta. Hice diferentes audiciones, antes tocaba con la Orquesta y Ópera estatal de Viena, y fui muy afortunado de tener la oportunidad de audicionar y pasar cada una de ellas. En ese momento debes ser el mejor de todos. Es una orquesta en la cual ni siquiera es fácil ser invitado, todos son muy buenos, realmente talentosos. Luego tienes que pasar dos años en los que hay que adecuarse a la orquesta, a su sonido, al resto de los músicos, revisan todo. Obtener tu posición después de estos años es más difícil aún. Cuando yo audicioné toqué el concierto para clarinete de Mozart”.

Es profesor, ¿qué le gusta enseñarles a sus alumnos, además de la música?

“Me gustar darles libertad, tienen que sacar toda su individualidad y expresarse. Creo que no es bueno enseñarles únicamente tu musicalidad, puedes hacerlo, pero es solo una parte. Les doy muchas ideas y tienen que escoger. Claro que hay un límite, un mínimo, un máximo, pero tienes que estar en ese margen. Trato de que mantengan esa libertad, porque si te sientes libre en tu vida todo será posible, hasta tu sonido será mejor, sino es como sentirse en una prisión. También hay que enseñarles a tener una buena técnica y entregarles toda mi experiencia en la orquesta, todo lo que he aprendido, las ideas que tengo”.

Cómo músico de una gran orquesta tiene muchas oportunidades, ¿cuál disfruta?

“Me gusta todo, no podría escoger una sola cosa. La orquesta es muy activa, tenemos muchos conciertos. Yo estoy el 50 % del tiempo con la orquesta porque hay dos clarinetes principales entonces toco la mitad de los conciertos del año. Eso me da el tiempo de hacer otras cosas, de ser maestro en la Universidad Mozarteum en Salzburgo, y también creo es muy importante tocar como solista y hacer música de cámara. Estas cosas son una muy buena combinación. La música de cámara es básica, para mí es de las cosas más importantes. Creo que también es adecuado realizar otras actividades (además de la música), por ejemplo descansar y hacer algún deporte.

Yo vengo de Austria, de una parte llamada Innsbruck, allá nací y crecí y practicaba sky cuando era más joven, pero luego me rompí una pierna y cambié mi palo de sky por un clarinete (risas), eso me motivó en la decisión de ser músico (bromea). Ahora trato de hacerlo cuando estoy en mi casa de campo, solo por diversión, me gustan las montañas y estar con mi familia”.

¿Ya fue dirigido por nuestro maestro Andrés Orozco?

“Aún no, creo que este mes, pero sí, lo conozco. Es muy importante darles a las generaciones jóvenes la oportunidad de estar con nuestra orquesta. Yo obtuve mi posición cuando el director titular era Claudio Abbado, luego Simon Rattle y ahora estamos esperando a Kirill Petrenko. Hemos tenido muchos directores famosos, pero siento que tenemos que darles la posibilidad a estas generaciones de crecer, aunque si alguien va como invitado y no lo hace bien nunca volverá a ser llamado (risas).

Es muy duro dirigirla, aunque tal vez es más duro hacerlo con una orquesta de un rango medio que con la de Berlín, en algún sentido. Acá tienes a los músicos más talentosos, y aunque nosotros tocamos y seguimos al director, si no lo hace con la fuerza suficiente, nos lo comemos vivo”.

Si no está escuchando música clásica, ¿qué oye?

“Jazz. Crecí con ella cuando estudié en Viena, me gusta mucho. También la música popular del lugar en el que nací, soy muy flexible en este caso. También, como mis hijas tienen 20 y 24 años, escucho música house. A veces voy con ellas a las discotecas y me gusta. También bailo”.

¿Cuida su clarinete?

“¡Claro! Lo limpio, todos los días, es muy fácil. Está construido de una forma diferente, la alemana, pero el sonido está en tu cabeza, no importa si lo tocas así o de otra manera. No sé cuántos he tenido en la vida, no tiene sentido tener muchos, si no los tocas no van a ser buenos, se van a empeorar. Tienes que tocar tu instrumento y familiarizarte con él. El mejor que he tenido era de 1977, aún existe, es de la orquesta, tiene un sonido grandioso”.

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