Muchos de sus paisanos antioqueños se quedaron con su osada imagen de rejoneador. De los mejores, dicen expertos en la tauromaquia, que lo vieron crecer al lado de figuras como Oky Botero y Joao Moura.
Sus compañeros de clase en la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) dudaban que llegara a dominar la ciencia jurídica, porque capaba clases para irse a entrenar con sus caballos en la finca de Rionegro.
También estaba hecho para la rumba. Así consta en los expedientes de sus compañeros de clase, Sergio Ignacio Soto Mejía y Lina Vélez de Nicholls, y en el inédito historial de la finca en Sabaneta del padre de esta última, Ignacio Vélez Escobar.
Pero Luigi, cuyo nombre es prácticamente su marca registrada, los sorprendió a todos. El hincha del Medellín, sencillo, buena gente y animado conversador, se volvió todo un personaje en el mundo financiero de Estados Unidos, América Latina y el Caribe, gracias, en buena medida, a su trabajo como representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para Colombia, Ecuador y ahora Perú.
Basta mirarlo para saber de quién es hijo: Su papá es Fabio Echeverri Correa, el hombre que durante 17 años, como presidente de la Andi, fue la voz de los más poderosos empresarios colombianos; hoy es menos mediático, pero pesa como el que más en su condición de consejero y escudero del presidente Uribe.
Con grata sorpresa para sus ex compañeros de clase, Luis Guillermo Echeverri se graduó como abogado de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB). También hizo un Máster en Economía Agrícola en la Universidad de Cornell. Creó y presidió la firma Trade Winds Network. Como consultor de Yupi Internet concibió y estructuró las amarillas.com. Fue negociador de temas agrícolas y director de Proexport Colombia para Norteamérica y el Caribe.
Como ejecutivo del BID saca pecho, porque durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez ha metido fuerte el hombro para que le aprueben a este gobierno unos 7.000 millones de dólares en financiamiento fresco.
La cifra está en su historial como miembro del Directorio del mismo banco, en el que ha acompañado procesos de préstamos por 32.000 millones de dólares para 26 naciones.
No menos honroso es el hecho de haber sido el hombre de la idea original de hacer en Colombia una nueva asamblea del BID. Le pasó por la cabeza en Milán, Italia, en el 2003, en medio de las notas de las bandas infantiles de música de Medellín y Chocó, y del apremio de conseguirle al país suramericano un crédito de emergencia de 1.200 millones de dólares.
No sería la del cincuentenario del banco, porque ésta ya había sido asignada a las Bahamas, isla a la que un huracán le arrebató tal privilegio.
Lina Vélez de Nicholls, presidenta de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, se convirtió en su mejor aliada para traer a Colombia, y sobre todo a Medellín, la asamblea de los 50 años del banco. Vale decir que el gobierno de Uribe y el presidente del banco multilateral, Luis Alberto Moreno, también se emplearon a fondo.
Hoy ese sueño de Luigi, en Milán, Italia, ya es una realidad.
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