Raúl Palacios - La rumba de Cartagena contagia hasta a los personajes más prestantes y ocupados del mundo. Por si alguien dudaba de ello, la noche del sábado lo confirmó la segunda funcionaria más importante del gobierno de E.U., Hillary Rodham Clinton, quien por aquellas cosas de la diversión y quizá por algo más desafiante lo hizo en el bar La Havana y con música cubana.
Raúl Palacios - Havana (llamado con ortografía distinta que La Habana isleña) está en la esquina de la Calle de la Media Luna con la Calle del Guerrero, y semeja el típico bar habanero, el que conoció Mauricio Aimone, un italiano que desde hace cinco años decidió montar su propio negocio en Cartagena que es la ciudad en donde ahora vive.
Raúl Palacios - En este quinquenio la señora Clinton es la visitante más famosa a la que han atendido. Ella llegó a las 12 y 45 de la noche entre el sábado y el domingo, en el preciso momento en que African Charanga, el grupo musical que interpreta todas las noches los diferentes ritmos cubanos está en pleno acto y deleitando a no más de un centenar de personas.
Raúl Palacios - Unas horas antes habían llamado a Aimone para que reservara una mesa para un personaje especial, del que no sabía exactamente quien era, pero por el que tuvo la precaución de poner un letrero de "Ocupada" en la única mesa que a esa hora permanecía disponible en el bar, justo al lado de donde toca la Charanga.
Raúl Palacios - Poco tiempo después, todos los presentes vieron sacudida su noche al darse cuenta de quién había llegado. Diferente a como se la ha visto en las calles y en los lugares públicos en los que ha estado, Clinton en el bar estuvo menos custodiada, le acompañaba un pequeño grupo de escoltas y, eso sí, más de una docena de amigos con los que compartió.
Raúl Palacios - Clinton de inmediato se dejó llevar por el son montuno, la pachanga y los danzones que interpretan los 11 músicos del grupo que dirige el maestro Felix Cano, un cartagenero que lo fundó en 1999, pero que para los desconocidos parece cubano, por que su emoción y sencillez hacen sentir a los asistentes que estuvieran en La Habana de Fidel y de Raúl Castro.
Raúl Palacios - Una docena de cervezas -Águilas y Club Colombia-, dos vasos de whisky y unas botellas de agua llegaron a la mesa de la ilustre visitante. En el momento del brindis ella tomó tres sorbos de Águila y luego siguió con la botella de agua, que le sirvieron justo antes de que se levantara a bailar "Se me perdió la cartera" de Junior González y Larry Harlow.