En 100 familias lecheras de Boyacá, Cundinamarca y Nariño se multiplicó por dos y hasta por cuatro la producción láctea. Así, en promedio, el ingreso mensual por hectárea escaló entre 400.000 y 800.000 pesos y entre 500 litros a 1.400 litros en el mismo periodo —el plan se hizo en fincas de una extensión que osciló entre 4 hectáreas - 25 hectáreas—.
Ese nivel de productividad se logró después de cuatro años de cooperación de Nueva Zelanda y 4 millones de dólares que permitieron adecuar un modelo para mejorar la cantidad y la calidad de la leche a través de dos claves: el manejo de pasto y el concentrado como suplemento para las vacas (ver Paréntesis).
¿Por qué el mayor productor del sector lácteo asume este reto? Lucy Duncan, embajadora de Nueva Zelanda en Colombia, sostuvo que el país quiere darle un parte de tranquilidad a los productores nacionales, teniendo en cuenta que su interés es colaborar.
“Colombia tiene una oportunidad, y el reto es transformar su producción láctea y competir con los importados”, explicó. Lo anterior si se tiene en cuenta que las sensibilidades que hoy presentan se agravarán, debido a que los Tratados de Libre Comercio llegaron para quedarse y la liberalización total está a la vuelta de la esquina, pues los años de protección se acaban en 2026, al menos para Estados Unidos, y 2028 para la Unión Europea.