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“Todo está muy caro”: este es el resumen del año

Los alimentos fueron los que más impulsaron la inflación en todo el país.

  • Los alimentos fueron los que más se encarecieron en 2022, según el Dane. FOTO: Shutterstock
    Los alimentos fueron los que más se encarecieron en 2022, según el Dane. FOTO: Shutterstock
“Todo está muy caro”: este es el resumen del año
31 de diciembre de 2022
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Lo más probable es que cada que usted fue al supermercado este año notara que los precios habían subido, es posible que no le alcanzara y tuviera que reducir el tamaño de sus compras, o que tuviera que aumentar el presupuesto destinado a los alimentos. Pero la carestía no paró ahí, lo mismo pasaba si pensaba pedir un domicilio el fin de semana, pagar su cuenta de energía, irse de viaje o comprar algún “estrén” este diciembre. “Todo está muy caro” era la frase más frecuentemente escuchada a lo largo de 2022.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el costo de vida se ha encarecido 12,53% en el último año (de noviembre de 2021 a noviembre de 2022), y el peor golpe al bolsillo lo han sentido las familias más pobres para quienes la inflación ha sido del 14,34%.

¿Por qué se da la diferencia? Porque el precio de los alimentos es lo que más ha subido (27,08%) y las familias más pobres gastan mayor proporción de sus ingresos en comida. Por ejemplo, dice el Dane que el precio de la yuca para consumo en el hogar aumentó 107,64% en un año, el de la arracacha, ñame y otros tubérculos subió 104,09% y por la cebolla los colombianos pagaron 89,63% más.

¿Por qué aumentaron los precios?

Lo primero que hay que decir es que la inflación no es un fenómeno que apenas se viva en Colombia, todo el mundo viene enfrentando una carestía por motivos muy difíciles de controlar.

La primera explicación es que desde 2021, con la reactivación de la economía global luego de los confinamientos para detener el avance de la pandemia, la demanda se disparó, las familias en todo el mundo salieron a comprar sin control, una muy buena noticia para el comercio que había experimentado la parálisis, pero la oferta no logró seguirle el paso a la demanda, las empresas no lograban producir tan rápido y no hay que olvidar que había una crisis de contenedores que no eran suficientes para mover el comercio global. Eso empezó a encarecer los productos.

A todo eso se suma que en febrero explotó la invasión rusa a Ucrania, y más allá de los lamentables resultados en vidas humanos que ha significado la guerra, esta puso contra las cuerdas a la economía mundial. De esa región sale mucho petróleo y gas —solo Rusia produce unos 11 millones de barriles diarios de petróleo—, cereales, minerales estratégicos para la fabricación de tecnología y automotores, y fertilizantes —el 42% de los fertilizantes que consumía Colombia antes de la invasión provenían de esos dos países—.

Con esta guerra no solo se hacía más caro producir en Colombia sino en el resto del mundo. Europa depende en gran parte del suministro de gas ruso por lo que sus costos de energía se elevaron y el precio de su producción se fue a las nubes.

Y ya en lo local, pesó mucho en el encarecimiento el prolongado invierno que dañó muchos cultivos, de hecho, los cafeteros redujeron su producción cerca de un millón de sacos este año, aún en medio de los mejores precios de la historia.

Solución a la vista

La esperanza está puesta en que el aumento de la tasa de interés del Banco de la República empiece a reducir el consumo y de esta manera los precios empiecen a controlarse. Al menos ahí tiene la confianza puesta el ministro de Hacienda José Antonio Ocampo, quien le dijo a EL COLOMBIANO que lo natural es que la inflación en Colombia tome el mismo rumbo a la de Estados Unidos, que lleva tres meses bajando producto del endurecimiento de la política monetaria

El dólar más caro de la historia

La economía colombiana se enfrentó por primera vez a lo que parecía imposible: un dólar a $5.000. Durante la pandemia el moneda estadounidense había alcanzado un récord de $4.153 (el 23 de marzo) en medio de la incertidumbre por los confinamientos, y de ahí se descolgó lentamente.

Así que desde que inició este año el dólar empezó a escalar acercándose a —y superando por momentos— los $4.000, pero en el segundo semestre, impulsada principalmente por el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, que promueven la salida de capitales de inversión hacia ese país, y la elección del primer presidente de izquierda en Colombia fueron profundizando la devaluación del peso.

El 2 de junio el dólar superó el récord histórico y llegó a $4.198,77 y el 3 de noviembre rebasó por primera vez los $5.000, pues la tasa representativa del mercado para ese día estuvo en $5.015,84. La tasa de cambio máxima se registró en la semana siguiente cuando quedó en $5.061,21 (5 de noviembre).

Contra todo pronóstico el dólar empezó a ceder, terminando el año levemente por encima de los $4.700. Todos los centros de pensamiento aseguran que esta es la nueva realidad de la economía nacional, pues la moneda de Estados Unidos no volverá a estar por debajo de los $4.000, y aquí tendrán que hacerse los ajustes necesarios para que el dólar caro sea lo menos traumático posible.

Todos pierden y algunos ganan

Con un dólar caro se encarecieron los importados, que representan gran parte del consumo nacional, especialmente en lo que tiene que ver con tecnología, vehículos, autopartes y ropa.

De otro lado, la economía colombiana depende de los fertilizantes importados, casi el 80% viene de afuera, entonces también se encareció la producción local de alimentos, por lo que el dólar también empujó a la ya alta inflación.

2022 fue un año especialmente difícil para los venezolanos que enviaban remesas a su país desde Colombia, pues los pesos no rendían al convertirlos en dólares, mientras los colombianos en el exterior hicieron fiesta enviando recursos al país.

Los exportadores también se llevaron una buena tajada, dado que los precios de los commodities estuvieron altos y el dólar les dio aún mayor impulso

La escalada de las tasas de interés

El encarecimiento en el costo de vida en todo el mundo obligó a los bancos centrales a incrementar sus tasas de interés. La economía global venía de un periodo de al menos un par de años con tasas cercanas a cero para promover el crecimiento económico durante y después de la pandemia.

Estados Unidos llevó la batuta durante todo el año, los demás emisores, incluyendo al Banco de la República, miraban con atención sus movimientos porque indicaban dos cosas: la velocidad con la que se transmitían las tasas a la reducción del consumo y por ende la disminución de la inflación, y el apetito de los inversionistas por esa economía con la que hay que competir.

Es que la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), dirigida por Jerome Powell, tenía una tasa entre 0% y 0,25% y ahora la ubica en 4,5%, lo que se considera muy alto para una potencia. El Banco Central Europeo ubicó hace un par de semanas sus tasas en un máximo de 2,75%, y todos los países fueron aumentándola en el transcurso de 2022. Colombia ya tiene la tasa de intervención en 12%, la más alta de los últimos 23 años.

Esto ha traído una reducción en el acceso a crédito, en especial el hipotecario cuyo interés ha pasado de 8% al 18%.

Tanto Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, como José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda, confían en que esa tasa de intervención, junto con la reducción de las lluvias, pueda llevar en próximos meses al quiebre de la inflación y que esta empiece a converger hacia la meta del 3%. El pronóstico oficial es que en 2023 la inflación será de 7%, pero son tantos los factores que influyen que nunca se sabe.

Y por el lado empresarial el 2022 también sorprendió: el enroque se tambalea con las OPA

Tras seis Ofertas Públicas de Adquisición (OPA), Jaime Gilinski, a través de sus empresas Nugil y JGDB Holding, logró el 38% de las acciones de Grupo Sura y el 31% de las del Grupo Nutresa, consolidándose como uno de los principales accionistas del denominado Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), en la que ha sido catalogada como una toma hostil.

En la que no tuvo éxito fue en la OPA que lanzó por Grupo Argos, que fue declarada desierta al no alcanzar el mínimo requerido por el magnate, entonces no logró ninguna participación en la holding de infraestructura.

Más allá de la participación alcanzada hasta el momento por el banquero caleño, lo que se vio a lo largo del año es una disputa por el control de las compañías paisas, tanto en las asambleas de accionistas yen las juntas directivas como en las instancias judiciales. Los requerimientos de lado y lado a las superintendencias de Salud, Industria y Comercio y Financiera y ante los jueces de la República han estado a la orden del día. No es de extrañar que vengan largos litigios para resolver las controversias, recordando los 10 años de litigios que tuvieron los empresarios paisas y Gilinski cuando este les vendió el Banco de Colombia.

Tampoco sería raro, de acuerdo con varios analistas de mercado, que se presenten nuevas OPA con mejores precios sea de cuenta de Gilinski o de su socio árabe IHC, que cuenta con un mayor músculo financiero.

No hay que olvidar que el objetivo que persigue Gilinski es Bancolombia, ya que lo quiere fusionar con su banco el GNB Sudameris, y parece que aún no se le agota la paciencia en esa obsesión.

5.061,21
pesos por cada dólar fue la tasa representativa del mercado más alta.
12,53%

fue la inflación anual a noviembre en Colombia, reportada por el Dane.

Infográfico

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