Es bien conocido que Colombia presenta un retraso significativo en infraestructura vial para su nivel de desarrollo, lo cual se hace evidente cuando se compara internacionalmente con países de igual e inclusive menor nivel de ingreso per cápita como Ecuador o Guatemala.
La cantidad y calidad de kilómetros de vías que conectan las poblaciones y los centros de producción con los mercados y los puertos o aeropuertos determina, en gran medida, la competitividad del país. Colombia, se ha embarcado en un programa de construcción de infraestructura vial sin precedentes, denominado Autopistas para la Prosperidad o de cuarta generación que pretende mejorar la articulación de los mercados internos con los externos. Buena parte de esos proyectos de construcción de infraestructura, se construirán en Antioquia para articular el Área Metropolitana con el Urabá, con la costa atlántica, con el sur del país y el pacífico.
Es importante señalar que si bien las Autopistas de la prosperidad han sido pensadas para conectar a Antioquia con el mundo, no se puede perder de vista el potencial que existe para dinamizar los mercados locales y regionales, en especial en aquellos municipios que estarán en el área de influencia más cercana a las nuevas vías o a las que se mejorarán. Sin embargo, es importante seguir consolidando la red de vías terciarias y secundarias para que todo el sistema tenga un verdadero impacto en el desarrollo.
Asimismo, la construcción de la Autopistas por sí solas no tendrán las implicaciones esperadas, sino se intervienen otros factores como el talento humano, y las condiciones sociales e institucionales que potencien el crecimiento local y regional.
Los efectos en el corto plazo
De acuerdo con el estudio realizado por la Universidad de Antioquia y la Universidad Pontificia Bolivariana para la Gobernación de Antioquia, con recursos de regalías, una posible implicación de estas obras para el Departamento sería un incremento de 2,5 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento tendencial del PIB, alcanzando una tasa cercana al 7 por ciento.
Inclusive, en escenarios menos optimistas que el anterior, donde la capacidad de la economía antioqueña absorbiera dos terceras partes o un tercio de la demanda generada por la construcción, la tasa de crecimiento del PIB se elevaría en 2 y 1,2 puntos porcentuales adicionales, alcanzando tasas cercanas al 6,5 por ciento y al 5,5 por ciento, respectivamente.
Ciertamente, la inversión en infraestructura física, por ejemplo, autopistas, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, etc., genera un crecimiento positivo de la economía en el corto plazo; es decir, en la etapa de la construcción de la obra civil, toda vez que aumenta la demanda agregada. Otro de los aspectos importantes que se analiza es la distribución de los ingresos que se generarían en el corto plazo entre diferentes agentes de la economía (ver gráfico).
El efecto del largo plazo
Los resultados del análisis económico de largo plazo, que supone la puesta en marcha y el flujo de carga y pasajeros muestran expectativas positivas para el crecimiento y desarrollo de Antioquia. Dos elementos determinan el efecto de las Autopistas sobre el crecimiento y el desarrollo de Antioquia en el largo plazo: 1) la disminución de los tiempos de desplazamiento de personas y mercancías y 2) la reducción de costos de transporte.
En efecto, con las Autopistas, se elevará el ritmo de crecimiento del ingreso per cápita, pudiéndose acelerar el cambio estructural. Es de esperar, entonces, que con la disminución de los tiempos de desplazamiento, así como de los costos de transporte, se produzcan cambios tanto en la demanda como en la oferta.
*Rector U. de Antioquia