En el cañón de la quebrada La Arboleda, la moderna construcción de la nueva central de beneficio de café rompe el paisaje. Gladys Elena Taborda, residente de esa zona rural del Suroeste antioqueño, recuerda que los trabajos comenzaron hace más de un año. Con el complejo a punto de iniciar operaciones, son muchas las expectativas de los productores del grano.
“Dizque que van a ensayar y ver cómo les va. Que si es cierto que se van a ahorrar la energía y el costo de algunos jornaleros, el negocio sería bueno”, comenta la mujer que vive cerca de la central, cuyos tres niveles se levantaron en un lote de unos 17 mil metros cuadrados, junto al guadual y la cañada, en el corregimiento San Bernardo de los Farallones (Ciudad Bolívar).
Euclides Aguirre y José Bolívar anduvieron más de tres horas para llegar desde la parte alta de Farallones al sitio de la central. Confirman lo que dice Gladys y agregan: “Esto supone que el campesino se va a ahorrar lo de construir un beneficiadero y es muy importante la reducción en el consumo de agua, pues al traer el café aquí no habrá que correr con ese costo”.
En las cuentas de estos dos productores cafeteros los números son positivos. Producen unas 70 cargas del grano, lo que les implica casi una semana entera solo para despulpar (pelar) el café. Llevándolo al complejo, esa sería una semana de trabajo que no tendrían que pagar en jornales y el tiempo lo podrían dedicar a otras actividades.
Aunque en el papel los cálculos son favorables, estos dos hombres insisten en que habrá que probar si lo que pinta el negocio es de verdad tan bueno.
Desde la ciudad
Recorriendo el complejo, Miguel Moreno Múnera, presidente del Negocio de Café de Grupo Nutresa, asegura que las instalaciones son una apuesta por la sostenibilidad y una contribución con la agroindustria del café. Afirma que con la central se beneficiarán 600 familias cafeteras de Farallones.
Para ejecutar los trabajos se invirtieron unos 8 mil millones de pesos, de los que Colcafé aportó cerca de 1.700 millones, con el ánimo de que la materia prima para el café premium de la compañía sea beneficiado allí.
“Gracias a esta central, moderna y con tecnología de punta, podremos contribuir al menor consumo de agua y al cuidado de las cuencas hídricas de la zona. Nos complace saber que gracias a la compra de café beneficiado en esta central, los campesinos podrán optimizar sus recursos y dedicarle tiempo adicional a otras actividades propias de cualquier finca productora”, añade el empresario.
Por su parte, Juan David Rendón, gerente de la Cooperativa de Caficultores de Andes, precisa que los caficultores que lleven su cosecha a la central recibirán un sobreprecio de unos 40 mil pesos por carga.
“Esto introducirá cambios culturales en la actividad cafetera: el cultivador tendrá un mayor flujo de caja, pues ya no tendrá que esperar para recibir el pago, pues recibe de contado cuando trae la producción. Además su jornada laboral será más corta, porque luego de la recolección no tendrá que extenderla para hacer el beneficio”, sostiene Rendón.
El medio ambiente
El caficultor Alfonso Eduardo Guerra resalta el componente medioambiental del nuevo complejo, dada la reducción en volúmenes de agua usada para beneficiar el café y la posibilidad de que el líquido pueda volver, descontaminada, al cauce de la quebrada La Arboleda.
El proyecto fue diseñado para disminuir el uso de agua en procesos de beneficio. Esto significará un ahorro de 25 millones de litros al año. La central también garantizará la correcta disposición de este recurso usado en el proceso y ahorros en uso de la energía.
Otro aspecto ambiental a resaltar es que la pulpa del café que resulta del proceso de beneficio, se compostará para que los caficultores lo empleen como abono orgánico.
Según Sergio Trujillo Mesa, vocero de Ingeniería Colombiana de Aguas (Ingcolaguas), el montaje de la planta de tratamiento de aguas del complejo fue todo un desafío. “Son aguas con un alto nivel de contaminación, por lo que fue necesario tener procesos físicos y químicos complejos para que esta se pueda reutilizar. Aplicamos procesos que permiten que las bacterias que se acumulan reciban aire, eliminando los malos olores que pueden generarse”.
De la mano de esta planta, los moradores de esa zona como Gladys, Euclides y José esperan que mejoren muchas otras como las vías de acceso a sus veredas, se construyan mejores establecimientos educativos y de salud e incluso que puedan instalarse otras empresas que aprovechen la agroindustria del Suroeste. Por ahora, el beneficiadero es un buen paso en el desatraso de Farallones.
600
familias cafeteras del corregimiento Farallones podrán beneficiarse de la nueva central.