Eso de que la moneda norteamericana terminará el año por los 2.750 pesos, dicen unos, otros que en 2.850 y otros que por los 3.000, mientras que ayer se cotizó en promedio a 2.854,51 pesos, hace que los importadores y exportadores de Colombia no sepan qué camino tomar para hacer sus proyecciones de flujo de caja y terminen desviándose de lo que realmente saben hacer, por “jugar” con la tasa de cambio.
Para evitar todos los riesgos e incertidumbres que esto conlleva, cabe recordar que existe un mecanismo para que se blinden frente a estas fluctuaciones, se trata de las coberturas cambiarias.
La Superintendencia Financiera define esta herramienta como una “técnica con la que uno o varios instrumentos financieros, denominados instrumentos de cobertura, se designan para cubrir un riesgo específico que pueda tener impacto en el estado de resultados por las variaciones en su precio”, que en este caso es el dólar.
Diego Alejandro Montoya, gerente regional del Banco de Bogotá en Antioquia, aclaró que el mecanismo permite al exportador y al importador, garantizar su reintegro o pago futuro a un precio fijo, independiente de los vaivenes. “Si el dólar está en 2.968 pesos, por ejemplo, pero el empresario tiene una factura que se la pagan en marzo del año entrante, puede protegerse desde ya con el banco o la entidad que ofrezca este mecanismo, para que mediante una proyección definan un precio estable de la divisa norteamericana y a ese precio se la paguen”.
Asimismo, sucede con el que va a endeudarse en dólares y tiene que pagar en 180 días la factura, se le proyecta a cómo quedaría la divisa y a es precio se la liquidan. Sin embargo, recomendó Montoya que “cuando uno hace una cobertura en dólares para pagar en el exterior, lo ideal es no hacerlo cuando los niveles están altos o volátiles como están ahora, con niveles máximos históricos cercanos a los de 2003 (ver gráfico). La idea es cuando está más estable”.
La cobertura cambiaria, siendo más frecuente a 180 días, funciona como una especie de seguro que garantiza un precio futuro, independiente de si está por encima o por debajo del valor pactado.
Por ejemplo si baja el dólar, ya el empresario había hecho un flujo de caja estimado con el 15 por ciento de utilidad, que si le resta el 4 por ciento del costo de la cobertura, termina ganándose un 11 por ciento de manera fija, claro que podía ser más pero va seguro.
“Al empresario hay que decirle que eche cuentas, si al final se gana lo que esperaba ganarse, duerma tranquilo, no piense en cuánto se va a ganar el banco”, agregó Montoya.
Por su parte, Sergio Olarte, investigador Macro de BTG-Pactual dijo que la firma proyecta que el dólar cerrará el año en 2.750 pesos, pero para tener este precio involucra una recuperación del petróleo Brent a niveles de 63 dólares por barril, “pero si eso no sucede y la aversión al riesgo continúa, el precio de la divisa puede seguir alto”.