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“Comfama es ahora un gran conglomerado social”, dice David Escobar

El grupo emerge de la caja de compensación más antigua, suma clínicas, universidades, colegios y startups.

  • David Escobar es el director de Comfama y dio detalles de los planes que tiene para la Caja. FOTO Camilo Suárez
    David Escobar es el director de Comfama y dio detalles de los planes que tiene para la Caja. FOTO Camilo Suárez
08 de abril de 2023
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El año pasado fue boyante para la economía nacional y las cajas de compensación vieron ese florecer económico de primera mano. Sin embargo, este 2023 trae retos interesantes para todo el empresariado y pone contra las cuerdas a las Cajas que dependen directamente de la formalización laboral, pero además ayudan al empresariado a ser sostenible. Un círculo perfecto que nos explica David Escobar, director de Comfama, quien además contó cómo la caja más antigua del país se convirtió en un conglomerado social, le dio una mirada a las reformas del gobierno y aportó su opinión acerca de Medellín, “una ciudad que no va bien”, producto de una mala política.

¿Cuáles fueron los resultados que presentó en la Asamblea?

“La asamblea anual de afiliados es un evento de gran importancia y responsabilidad para nosotros. Como la primera y más grande caja de compensación en Antioquia, nuestra presencia abarca muchos sectores más allá de la seguridad social, incluyendo salud, educación y servicios financieros con impacto social. Es nuestro deber sentarnos frente a los representantes de los 114.000 empleadores que eligieron a Comfama como su caja el año pasado, desde personas naturales hasta grandes empresas como EPM y Bancolombia. Es un honor y una gran responsabilidad estar en esta posición, por lo que comenzamos por expresar nuestra gratitud.

Estamos agradecidos por el desempeño extraordinario de la economía antioqueña el año pasado, en el que se crearon 74.000 empleos formales en la región. Esto es particularmente significativo en comparación con los 1.600.000 empleos formales que existían antes del inicio de la pandemia, ya que ahora hemos alcanzado una cifra de 1.720.000”.

Y de esos empleados ¿cuántos están en la caja?

“Comfama tiene una participación significativa en el empleo formal de Antioquia, que oscila entre el 73 y el 75 por ciento. Sin embargo, para ser más exigentes con nosotros mismos, preferimos decir que tenemos la mitad de ese porcentaje, ya que nuestro objetivo es que todo el empleo en la región sea formal en el futuro. Para lograr esto, nos esforzamos por formalizar más empleos y empresas cada día, y estamos orgullosos de nuestro éxito en este trabajo, especialmente en nuestras regiones rurales. En 2022, realizamos un estudio que reveló que de cada 100 empresas que se afiliaron a Comfama, 97 estaban en la informalidad”.

Hablemos primero de salud, ¿cuáles son los resultados?

“Nos enorgullece decir que la alianza entre Sura EPS y Comfama ya está haciendo la reforma a la salud que necesita Colombia, sin tener que cambiar la norma, en vivo y en directo, brindando acceso a servicios de calidad en las regiones rurales. En Urabá, tenemos 11 centros de salud y la Clínica Panamericana, con la menor tasa de siniestralidad y una operación en red en poblaciones de tamaño pequeño y mediano. Somos un ejemplo en Colombia en la atención primaria de salud, prevención y promoción. Nos enfocamos en la transformación de hábitos y el cuidado de los afiliados y pacientes, para que no tengan que llegar enfermos con patologías de alta complejidad al sistema, sino que se aprendan a cuidar. En alianza con Sura, San Vicente y CES, contamos con personal de salud con los mejores indicadores laborales de Antioquia, compromiso y clima laboral superiores al 90%, buenos salarios y bajas rotaciones. Hemos alcanzado 1,6 millones de afiliados en salud, abrimos 13 centros de salud y llegamos a 48 centros de salud, incluyendo la Clínica Panamericana, que creció un 30% y ya es de nuestra propiedad al 100%”.

¿Cómo va la regionalización de Comfama?

“Nos hemos asociado con grandes empresas en las principales regiones, que llamamos ‘organizaciones jalonadoras’ debido a que impulsan el desarrollo. Estas empresas incluyen mineras, centrales de infraestructura y agroindustriales, y se comprometen con el desarrollo de sus comunidades al invertir en salud, educación y vivienda junto a nosotros. Comfama ha logrado atender a 305 mil personas en las regiones fuera de los valles del Aburrá y San Nicolás”.

Comfama avanza en propuestas muy interesantes en educación...

“Dos hijos que valoramos mucho son el Cesde y Cosmo Schools. El Cesde fue una empresa familiar que adquirimos en 2019 y ahora es la institución de educación técnica más grande de Antioquia, la recibimos con 10 mil estudiantes y ahora son 71 mil estudiantes y cuenta con excelentes indicadores de empleabilidad, el 80% de sus egresados encuentra un trabajo en el primer año con un salario superior a dos millones de pesos.

En cuanto a Cosmo Schools, lo fundamos para llenar un vacío en la educación media incluyente y de alta calidad, tras estudiar los mejores colegios del mundo y de Colombia durante tres años. Nosotros teníamos experiencia con preescolares, pero mucha gente nos alentó a este sueño. Desde 2020, hemos abierto 10 colegios con 3.500 estudiantes y los planes son duplicar esa cifra este año. En 2023, Cosmo Schools se separará de Comfama para convertirse en una empresa independiente, al igual que la Clínica Panamericana y el Cesde”.

Es decir, ¿ya Comfama es un conglomerado?

“Comfama se empieza a organizar como una empresa social que emerge de la mejor y más antigua caja de compensación, sabiendo que seguiremos siendo una gran caja de compensación, pero que llega mucho más allá. Se está configurando como un conglomerado social de empresas que comparten la misión y el propósito de consolidar y expandir la clase media en la región. Además de las empresas que ya forman parte del conglomerado, Comfama también ha invertido en empresas de diferentes sectores a través de su programa de Ventures, que busca unir fuerzas con emprendedores creativos y socialmente responsables para acelerar el desarrollo en los sectores donde Comfama participa. Ventures Comfama ha invertido en empresas de fintech, salud, turismo sostenible y otros sectores que ofrecen oportunidades de desarrollo”.

El año pasado fue muy bueno para la economía nacional y de nuestra región, pero este año nos está mostrando ciertas dificultades. En ese panorama, ¿cómo está la Caja?

“Aprendimos de un empresario de Antioquia que una de las principales responsabilidades de los líderes es tener una visión positiva del futuro. Creemos que, aunque la coyuntura presente sea desafiante, lo más importante es tener una estrategia clara, la cual no cambiará. Nuestra intención es seguir creciendo en educación técnica, incluso expandir el Cesde a otras ciudades de Colombia este año. Asimismo, esperamos avanzar en nuestro proyecto de salud, que es altamente impactante socialmente y sostenible, pero depende de la reforma a la salud.

Antes de abordar la coyuntura actual, nos enfocamos en ajustar nuestra estrategia de largo plazo dependiendo de las decisiones que tome el Congreso.

Entendemos que el progreso tiene que ver con los ingresos, el avance laboral y la educación, pero también con tener acceso a las mejores expresiones culturales y las ideas más relevantes del mundo. Por ello, nuestra estrategia sigue siendo relevante. Este año, enfrentamos los desafíos que todos los empresarios enfrentan, como las tasas de interés, la inflación y el contexto macroeconómico global. Por esta razón, estamos revisando nuestro modelo de administración financiera para ajustarnos a la coyuntura actual. La inflación representa un doble desafío, no solo por el aumento de los costos y de las inversiones en nuestros proyectos, sino también por el impacto social que tiene en la alimentación de las personas”.

Precisamente, ustedes lanzaron un programa muy bonito de lucha contra el hambre...

“Nos preocupa la situación actual en la sociedad y por eso queremos resaltar los mensajes del programa Comer es Primero como un ejemplo extraordinario de corresponsabilidad. Este programa es nuestra respuesta desde el sector privado al desafío del hambre en las familias de la clase media vulnerable. La inflación de alimentos del año pasado en Antioquia fue de al menos 26%, lo que llevó a muchas familias a no tener suficiente para comer. Con el programa de subsidio de alimentación, pudimos recoger entre recursos de Comfama y las empresas más de $10.000 millones y dar subsidios a 43 mil familias el año pasado. Algo que no hicieron el gobierno local ni el nacional”.

¿También consideran las circunstancias de tasas de interés para ofrecer créditos?

“Sí, incluso, como institución financiera, estamos dispuestos a tener la honestidad de decirle a un usuario que es posible que le convenga más buscar otras opciones en otro banco, aunque siempre nos esforzamos por ofrecer las mejores tasas. Nos esmeramos en seguir los principios de la banca ética”.

¿Comfama es la filósofa del sector productivo antioqueño?

“Si hablamos de filosofar como reflexionar sobre cómo debemos vivir y actuar, entonces sí. No me refiero tanto a la filosofía académica que a veces resulta difícil de comprender, sino más bien a cuestionarnos acerca de nuestro propósito y cómo deberíamos actuar en la vida. Me parece muy bonito que lo digas”.

¿Cómo ve la reforma a la salud?

“Esa reforma nos ha tenido trabajando mucho. Hemos realizado propuestas, redactado documentos y asistido al Ministerio de Salud en busca de soluciones porque creemos que tienen buenas intenciones. Sin embargo, como está planteada, podría destruir las capacidades que se han construido en el país durante décadas. Las EPS realizan una labor muy importante, como la gestión del riesgo, el agenciamiento de pacientes, la contratación de redes y la gestión de las mismas, solo por nombrar algunas. Por lo tanto, las EPS no pueden desaparecer. Aunque hay muchas áreas que necesitan mejoras, como los hospitales en los pueblos y el acceso a la atención médica en áreas rurales, se han logrado mejoras significativas. Llevamos más de 30 años trabajando en la prevención de enfermedades, pero no podemos lograr ese objetivo destruyendo lo que ya existe. Creemos que la presencia del sector privado en la salud es fundamental. De hecho, el 93% de las camas hospitalarias en Colombia fueron dispuestas, construidas y abiertas por el sector privado. Si solo dependiéramos del 7% de las camas que son aportadas por los hospitales públicos, sería extremadamente difícil satisfacer las necesidades de la población, aunque no queremos restar mérito e importancia a los hospitales públicos, que en algunas regiones son la única opción”.

Pero no puede negarse que hay EPS con grandes problemas económicos, financieros y de prestación de servicios. ¿Cómo podría el Gobierno hacerle frente a esa situación?

“Creo que todo eso se puede mejorar ajustando elementos de la regulación y del sistema. El hecho de que haya varias EPS que lo hacen muy bien como la Nueva EPS, Sura, Colsubsidio, Famisanar, Sánitas, entre otras, quiere decir que sí se puede”.

¿Cómo se afecta Comfama directamente con la reforma a la salud?

“Nosotros todavía no estamos armando un drama con esto. Estamos sentados en la mesa de construcción de propuestas diciéndole al gobierno que las EPS tienen que mantenerse trabajando. Hoy vemos algunos riesgos, pero digamos que somos optimistas, porque vemos que el Congreso ha entendido esos riesgos. No somos solo nosotros los que lo hemos expresado, lo han hecho el gremio de las cajas, la Andi, el gremio de los hospitales, el gremio de las EPS, y creemos que debe darse una reforma a la salud que sea mucho más concertada. Y en ese caso seguramente nosotros seremos sostenibles y podremos seguir creciendo en nuestro impacto”.

Normalmente cuando se hablaban de reformas laborales se hablaba del papel de las cajas de compensación y de la carga laboral que significa mantener esos parafiscales. Pero ve uno a este gobierno un poco más garantista de los derechos de los trabajadores, ¿ahí cómo juega en esa política de la diplomacia?

“La compensación familiar, dice la Corte Constitucional, es una prestación social, no es cualquier parafiscal sino una prestación social, como lo son las vacaciones o las cesantías, y forma parte de los derechos laborales de nuestra región. Las cajas de compensación en Colombia trabajan arduamente para demostrar que no somos un gasto, sino una inversión. Por un lado, invertimos en el bienestar y progreso de nuestros trabajadores, lo que mejora la productividad de las empresas que contribuyen al 4% de la nómina. Por otro lado, las empresas grandes de buenos salarios hacen una inversión en el país. Un ejemplo de ello es Bancolombia, que es tal vez la mayor aportante privada a Comfama, de cada 20 pesos que aporta, 2 retornan a los trabajadores de la empresa, mientras que los otros 18 son utilizados para llegar a las regiones.

En estos tiempos de tensión en la sociedad colombiana, es importante valorar la solidaridad y la confianza que crean instituciones como las cajas de compensación. La reforma laboral debe encontrar maneras de llegar a más gente, y en ese sentido, que se permita la afiliación voluntaria de trabajadores de plataformas. Además, debemos seguir aumentando la afiliación de pensionados y apoyar una regulación laboral rural que incluya a las cajas de compensación”.

Tenemos un sector constructor muy afectado por los factores macroeconómicos y a unas familias desesperadas por no poder hacer sus cierres financieros para la compra de vivienda. ¿Cómo está jugando Comfama?

“En este momento, otorgar créditos hipotecarios se ha vuelto una tarea difícil debido a las altas tasas que tenemos. Sin embargo, contamos con una excelente ministra de Vivienda y un equipo capaz de construir regulaciones con buenas intenciones, como llevar más subsidios de vivienda a la ruralidad y a las poblaciones de niveles de Sisbén más bajos. Nosotros estamos trabajando con ellos para construir propuestas y hemos sugerido incluir en el plan de desarrollo la posibilidad de financiar vivienda usada con subsidios, algo inexistente en Colombia. Además, le hemos pedido al gobierno que preste dinero a nuestros afiliados a tasas bajas para créditos hipotecarios. Para resolver el problema de la vivienda de interés social se necesita una colaboración de todos los actores, incluyendo Camacol, las cajas, los constructores, el gobierno y el sector financiero.

Aunque no veo una solución fácil, creo que, si logramos obtener una buena adición presupuestal, podríamos ayudar a las familias desesperadas que tienen un compromiso con su vivienda pero que no cuentan con un subsidio del gobierno. Abordar el problema de los altos intereses en los créditos hipotecarios es esencial, ya que para las familias que ganan uno o dos salarios mínimos pedir un préstamo a tasas del 18% o 20% puede ser muy pesado. A menos que haya una oportunidad que no se quiera o se deba perder, este no es el momento ideal para adquirir una vivienda mediante un crédito”.

Ustedes tomaron una decisión un poco difícil de entender, pues ahora solo financian proyectos propios o aliados...

“Actualmente, nuestra capacidad de otorgar créditos está limitada por la disponibilidad de recursos, ya que nuestro programa de créditos se financia con los excedentes generados en programas de salud y otros programas no relacionados con la compensación familiar. La priorización es clave. Si tuviéramos un fondeo ilimitado, podríamos seguir creciendo no solo en créditos hipotecarios, sino también en otros tipos de créditos para la educación, la salud y el turismo. Sin embargo, debemos ser realistas y aceptar que nuestros recursos son limitados. Por lo tanto, nos enfocamos en nuestros proyectos de vivienda en Urabá, el Suroeste y el Oriente antioqueño, y en aquellos proyectos en los que tenemos alianzas de gerencia o diseño”.

Y no puedo terminar esta entrevista sin que hablemos de Medellín, usted hace parte de muchos centros de pensamiento y de diagnóstico de la ciudad, ¿cómo ve a Medellín?

“Voy a arrancar por lo positivo. Veo una ciudad cada vez más conectada con el mundo y en creciente desarrollo creativo. Creo que Medellín se está consolidando como la capital creativa del mundo, destacando en áreas como la música, el diseño, los videojuegos y el software, lo cual me parece sumamente emocionante. Veo la presencia de personas de diferentes partes del mundo en cafeterías de la ciudad, lo que refleja su creciente internacionalización. También veo un florecimiento de empresas del sector creativo y de la música urbana, y eso me alegra. Veo a un gran empresariado antioqueño que se compromete cada vez más con temas sociales y se une en torno a la protección de las instituciones y de los asuntos sociales, lo que me genera gran esperanza.

Por otro lado, no puedo ignorar el momento institucional más dividido en la historia de la ciudad. Es preocupante lo que está sucediendo en la Alcaldía y en las Empresas Públicas de Medellín. El deterioro del diálogo y del debate político en nuestras regiones es doloroso. Sin embargo, como institución puente, constructora de paz, y, como digo yo, activistas amorosos lo que nos toca es destacar tanto lo que funciona bien en la ciudad, como lo que debe mejorar para lograr el desarrollo integral de la sociedad”.

Vienen unas elecciones regionales en las que la polarización va a estar aún más fuerte. ¿Cómo va a ser el papel de Comfama?

“A través de las instituciones en las que participamos como Proantioquia, Medellín Cómo Vamos y personalmente como miembro del Consejo Asesor de la Veeduría Ciudadana Todos por Medellín, estamos trabajando en la construcción, proponiendo soluciones y señalando a los candidatos y candidatas a la Alcaldía de Medellín los problemas y desafíos actuales, así como también estamos alertando a la ciudadanía sobre los riesgos.

Desde una perspectiva constructiva, nos estamos preparando para lanzar una campaña educativa democrática, intervenciones de ciencias del comportamiento y un ejercicio de comunicación digital para ayudarles a las personas a tomar decisiones informadas y responsables.

Sin embargo, en Medellín las cosas no van bien, no es una opinión subjetiva mía, lo evidencian las cifras de resultados sociales y la percepción ciudadana. La confianza en las instituciones locales está disminuyendo y estamos perdiendo la burocracia técnica y la tecnocracia local más potente de Colombia, que solíamos tener. Esto se debe en gran parte a la mala política y es responsabilidad de todos nosotros, como institución y ciudadanos, trabajar juntos desde la paz y el respeto para fortalecer y mejorar nuestras instituciones. Asimismo, es crucial que los agentes de control público y social aporten su energía para garantizar que los resultados electorales sean beneficiosos para todos los habitantes de la ciudad”.

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