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En un laberinto de impuestos se pierde la inversión en Colombia

Empresarios y analistas concluyen que el país necesita un revolcón tributario si quiere ganar competitividad.

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24 de julio de 2016
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Hagamos una cuenta rápida: ¿si de su salario anual tuviera que pagar el 70 % en impuestos, le alcanzaría para vivir como lo hace en este momento? Esa es la misma pregunta que se hacen muchos de los empresarios del país.

La tasa efectiva anual de tributación en Colombia, en algunos casos, alcanza ese porcentaje sobre el total de las utilidades.

Y eso no solo lo dicen algunos presidentes y gerentes de compañías, lo deja claro el estudio Doing Business del Banco Mundial (BM): para 2016 la tasa de impuestos sobre las ganancias en el país es de 69,7 %, muy por encima del promedio de 47,7 % de América Latina y el Caribe y del 41,2 % de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).

Más allá del pago de los impuestos, el trasfondo del debate se da en términos de apertura para la inversión.

“Si comparamos las tasas que se pagan en los demás países de la Alianza del Pacífico (AP), estamos en una clarísima desventaja. Colombia no es atractiva en ese sentido y desde la última reforma tributaria esto se ha acentuado”, aseguró el presidente del Banco Colpatria, Santiago Perdomo.

Claramente, esta tasa total acumula todos los impuestos, entre directos, indirectos y territoriales. Pero, pongamos un ejemplo con el de renta. El promedio para este gravamen en el país es de 43 %, en 2016, frente a un 27 % de Latinoamérica.

Pero las cosas no se quedan ahí. Las decisiones en materia de política tributaria en el país cercaron la inversión. Para mantener el ejemplo de la renta, hace dos años, antes de la última reforma tributaria, el gravamen era de 34 %.

Además, el 68 % del total del recaudo tributario de renta lo aportan 3.441 empresas, mientras tanto, un 14 % proviene de las personas naturales. Y súmele que el 83 % de impuestos directos proviene de personas jurídicas, mientras en América Latina el promedio es del 64 %.

“Entre los puntos principales que mira un inversionista para llegar al país o para desarrollar más operaciones está la carga tributaria”, explicó Juan Guillermo Sánchez, presidente para Colombia de Groupe SEB (Imusa, Samurai), grupo francés que tiene una tasa efectiva de tributación del 60 %.

Acotó que, en la matriz ve con recelo desde París que “los impuestos sean tan altos y ha sido determinante para tomar decisiones. Incluso así, es un país con mucho potencial, pero ese es un golpe muy fuerte al ánimo de los inversionistas”, acotó.

La preocupación

Según el último índice del Foro Económico Mundial para Colombia, el 20 % de empresarios declaró que su mayor obstáculo para hacer negocios es la alta carga tributaria, incluso por encima de la corrupción (15,5 %) o la deficiente oferta en infraestructura (11,1 %).

“En el caso de la construcción la carga tributaria ya está superando cualquier nivel esperado. Nosotros tenemos operación en varios países y Colombia es, de lejos, el de impuestos más altos”, aseguró Rafael Marín Valencia, presidente de la firma Marval.

Agregó que, ante este escenario, a muchas organizaciones, que ya tienen consolidada su operación en el país, se les hace más rentable pensar en expansión internacional que ensanchar el mercado local.

Por ejemplo, esta constructora, una de las más grandes por ingresos en el país, que tiene proyectos en Miami y edifica cárceles en Centroamérica, paga en Colombia un 70 % de sus utilidades en impuestos.

Y esto que aseguró Valencia, lo confirma la consultora internacional Baker & Mckenzie, que, en su más reciente informe The Concise Tax Guide, explicó que Colombia es el país latinoamericano con la tarifa tributaria más alta: entre renta, Cree y sobretasa al Cree, es de más de 40 %; le siguen Argentina con 35 % y Venezuela con 34 %.

Pero el problema no es solo la tarifa, también hay inconvenientes con los trámites. “El Estatuto Tributario es complicado y en muchas ocasiones, el problema no es que la gente no quiera pagar, es que no sabe cómo hacerlo”, acotó el presidente de Colpatria.

Con él coincide el vocero del Instituto Nacional de Contadores Públicos, Pedro Sarmiento, que considera más que necesario que una reforma tributaria propenda, tanto por equilibrar los impuestos, como a “simplificar el sistema, lo que motivaría aún más a los inversionistas”.

De ahí se desprende que, la necesidad de la reforma tributaria recaude más, de forma eficiente y con el menor traumatismo posible sobre la economía.

Datos del BM muestran que en Colombia durante 2016 una empresa necesita 239 horas para hacer once trámites de impuestos. En países de la Ocde, son los mismos once trámites, pero en 176,6 horas.

Puntadas para una reforma

En esas condiciones, el director de Fedesarrollo, Leonardo Villar, quien fue miembro de la Comisión de Expertos Tributarios, el Gobierno debe pasar al Congreso un proyecto que le dé estabilidad a las empresas y “que les ofrezca un escenario, sin beneficios, pero con capacidad de expansión”. Por ende, cree que esta reforma tributaria, además de estructural, se debe pensar por lo menos para que el Estatuto no sea modificado en 15 años (ver nota anexa).

A su vez, el presidente de Grupo Sura, David Bojanini, agregó que “desde el sector empresarial promovemos una reforma que no esté llena de retazos y de casos especiales, necesitamos una reducción de impuestos corporativos, porque por esa vía se nos ha ido mucha de la competitividad ganada por el país en los últimos años”.

Esa necesidad se extiende a todos los sectores de la economía. Por ejemplo, la banca necesita luces sobre qué pasará con el gravamen a los movimientos financieros o cuatro por mil.

Mientras tanto, el sector manufacturero cree que es momento para darle un impulso adicional a la industria, que muestra señales de recuperación. “Si logramos que la reforma tributaria le dé holgura a la inversión, las demás condiciones del país, como su productividad e infraestructura, avanzarán de manera más acelerada”, acotó Álvaro Hincapie, presidente de Enka.

Contando las horas

Si bien todos los analistas y empresarios tienen claro que la reforma es necesaria, coinciden aún más en que debe hacerse este año.

“El costo de no hacer un ajuste tributario este año es altísimo. Porque al Gobierno le tocaría recortar más gastos, es decir, haría menos inversión. Además, la calificación del país estaría gravemente afectada”, indicó el profesor Julio Roberto Piza, quien también participó de la Comisión de Expertos Tributarios.

Un punto clave al hablar de los tiempos de la reforma es que, se necesita en 2016 porque, de aplazarse para el inicio de 2017 tendría que pasar un año para entrar en vigencia.

Y a juicio del analista, habría que pensar si, con un aplazamiento más, el que debería hacer el impulso es el próximo Gobierno, es decir, hasta 2018, y los recursos fiscales solo llegarían en 2019, lo cual es muy tarde.

Mientras todo esto ocurre, el capital que quiere llegar a Colombia se mete en un laberinto de 239 horas anuales, que desanima a muchos y le quita atractivo al país.

136
entre 150 naciones es el puesto que ocupa de Colombia en materia de pago de impuestos.
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