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Este año, particularmente, los precios internacionales del petróleo, carbón y oro han estado muy altos, correspondiendo a coyunturas globales, y esa es una arista que quiere monetizar el gobierno de Gustavo Petro.
El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, explicó durante la radicación de la reforma tributaria que en el proyecto se propone un impuesto del 10% a las exportaciones extraordinarias, sobre la proporción del valor de las exportaciones derivada de un precio internacional superior al umbral.
De acuerdo con el texto de la reforma, para el caso del petróleo el precio de referencia será de 48 dólares por barril, 87 dólares por tonelada de carbón y 400 dólares por onza troy de oro.
Para hacerse a una idea de la magnitud de este tributo: hoy el barril de petróleo a 94,27 dólares, la tonelada de carbón está en 355 dólares, y la onza de oro a 1.774 dólares la onza.
Podría señalarse por ejemplo que las ganancias históricas de Ecopetrol, producto del precio del petróleo brent por encima de los 100 dólares durante casi todo el año, terminarían pagando gran parte de este impuesto. Así mismo las exportaciones de oro de multinacionales como Mineros S.A. y Grancolombia Gold, entre otras.
De este impuesto saldrán 5,87 billones de pesos en el primer año, lo que representa el 0,4% del Producto Interno Bruto (PIB) y casi una cuarta parte del recaudo adicional que se busca con esta reforma.
Así mismo, la iniciativa del gobierno propone limitar la deducción del pago de regalías de la depuración del impuesto de renta, ya que las regalías no corresponden a un gasto asociado a la exploración de los recursos naturales sino a la contraprestación por el uso de un activo del Estado. Con este pago, según la presentación entregada por el Minhacienda, “las empresas del sector compensan el uso de los recursos naturales no renovables del subsuelo colombiano que pertenecen al Estado”.
De otro lado, a modo de compensación, el proyecto de reforma tributaria propone un plan de internacionalización para que las empresas puedan ser beneficiadas de la tarifa de renta del 20% en zonas francas y no del 35%, que propende por el aumento de las exportaciones del segmento productivo que genera valor agregado. Medida que, según Ocampo, fomentaría el desarrollo de encadenamientos productivos en los sectores no tradicionales, aumentando la productividad y la competitividad.