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Las tensiones entre Estados Unidos y China que afloraron una vez más entre jueves y viernes, tras el encuentro de funcionarios de esos países en Alaska, dejan de manifiesto que América Latina y el Caribe podrían sacar provecho al fortalecer sus cadenas de valor regionales y beneficiarse del fenómeno del “nearshoring” o relocalización.
Y es que mientras estadounidenses y chinos sostenían el primer diálogo “duro”, en tiempos del mandato de Joe Biden, los países socios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) analizaban en Barranquilla las posibilidades que abre el hecho de que las empresas globales, asentadas en China, hayan comenzado a replantearse dónde ubicar sus cadenas de suministro.
Vale anotar que las relaciones entre las dos potencias...
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