En lugar de prohibirles a los menores de 18 años trabajar en labores del campo, se pueden establecer actividades y condiciones diferenciadas para que jóvenes de entre 15 y 18 años puedan involucrarse gradualmente en las actividades agrícolas, lo cual contribuiría a aliviar la escasez de mano de obra y al relevo generacional en las zonas rurales.
Así lo planteó Andrea Olivar, directora de Solidaridad en Colombia, en la presentación del “Estudio sobre los trabajadores del café en haciendas y pequeñas fincas familiares”, durante la agenda académica de la feria ExpoEspeciales, que terminó el fin de semana en Corferias, en Bogotá.
“La ley y la realidad del campo son distintas”, manifestó Olivar, quien explicó que “lo que se hace en Nicaragua es diferenciar las actividades que se realizan en la finca y cuáles pueden ejecutar los menores y en qué condiciones”. De ahí, insistió, en que surja la necesidad de replantear la edad permitida para ayudar en labores del campo, de forma diferenciada y progresiva, lo que redundaría en oportunidades de satisfacer las necesidades de mano de obra en sectores como la caficultura o cultivos de caña o palma. El modelo estimularía el relevo generacional y aliviaría en parte la escasez de trabajadores.