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En el último año el incremento puede alcanzar hasta el 20 %. Lea cuál es el panorama.

  • En la última semana el precio promedio de los machos de levante osciló entre $1,2 millones y $1,6 millones. FOTO Julio César Herrera
    En la última semana el precio promedio de los machos de levante osciló entre $1,2 millones y $1,6 millones. FOTO Julio César Herrera
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16 de abril de 2021
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Un sondeo de EL COLOMBIANO en Twitter sobre los precios de la carne de res mostró que de 1.195 participantes el 89,7 %, es decir 1.071 manifestaron notar un incremento, y algunos atribuyeron el fenómeno al creciente despacho de carne y ganado vacuno al exterior.

Una mirada a las cuentas de sacrificio de ganado del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) revela que mientras en 2019 se exportaron 122.019 animales, el año anterior la cifra subió a 198.207, lo que representó un aumento del 62,4 %.

A su turno, las cifras del Dane correspondientes a la exportación de bovinos vivos también muestran un ascenso, y su valor pasó de 44,8 millones de dólares en 2017 a 143,8 millones en 2020. Y solo en febrero las ventas de semovientes sumaron 14,02 millones de dólares, cuando en febrero del año pasado totalizaron 7,26 millones, apreciando un incremento del 93,1 %.

Mario Alberto García, experto ganadero y zootecnista, explicó que esta dinámica obedece a una política de Estado que busca incrementar y diversificar las exportaciones de ganado porcino y bovino. “Hoy los precios internacionales están muy altos y con apoyo del Gobierno se hace todo el lobby para habilitar mercados de exportación, y ya hemos escuchado que se ha logrado con Chile, Etiopía y Jordania, entre otros”.

En esa línea, por ejemplo, la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) anunció el lunes que, con el apoyo del Gobierno, próximamente se estarán enviando a Indonesia carne congelada, refrigerada y animales en pie para sacrificio y programas de mejoramiento genético (ver Glosario).

Por feria y plaza

En los reportes semanales de la Feria de Ganados de Medellín también se evidencia un alza en el valor de los precios de los machos cebados, pues hace un año se ofrecía el kilogramo en pie (el novillo vivo) a 5.041 pesos y en la última semana alcanzó un precio máximo de 7.300 pesos.

Por los centros de abastos y comercialización de la capital antioqueña, donde los consumidores adquieren el producto, el alza también se ha manifestado y aplica a los diversos cortes para la venta en la Plaza Minorista.

En ese complejo comercial el kilo de costilla de res que hace un año se comercializaba entre 9.500 y 9.800 pesos, en la primera semana de abril estuvo entre 10.800 y 11.200 pesos; por su parte el kilo de lomo fino pasó de 35.375 a 40.200 pesos en el último año, según el Sistema de Información de Precios y Abastecimiento del Sector Agropecuario (Sipsa).

Para García, el apetito exportador tiene disparados los precios al consumidor final en el país, pues el novillo que en feria un año atrás valía 5.200 pesos por kilo hoy se cotiza a 7.300. “Esto es muy delicado porque también está afectando a los dueños de los expendios pequeños, y un reflejo de eso es que se observa un mayor consumo de huevos y embutidos”.

En el mismo sentido se expresó Camilo Ríos, gerente de Maxicarnes La Rioja, uno de los establecimientos de la Central Mayorista de Antioquia (CMA), quien agregó que el verano de 2019 y 2020 tampoco favoreció las tareas de ceba y engorde del ganado.

Así, mientras las negociaciones en la feria han tenido un aumento de 2.000 pesos por kilo, el consumidor final ha sentido incrementos de alrededor de un 20 % en la compra de carne.

“Nosotros que tenemos clientes como restaurantes o compradores de clase media hemos notado una reducción en la demanda, y un desplazamiento hacia cortes de res menos finos o hacia el pollo o el cerdo que podrían ser más favorables”, dijo el comerciante.

Sector despegando

Desde la óptica de José Félix Lafaurie Rivera, presidente de Fedegán, la carne bovina ocupa un lugar destacado entre las exportaciones no tradicionales como dinamizadoras de la recuperación económica tras la pandemia y, según anotó, las cifras se constituyen en una oportunidad con vocación de futuro.

El dirigente gremial explicó que el consumo por habitante al año disminuyó 1,5 kilos en 2020, equivalente a no sacrificar 437.261 bovinos, por lo que semejante sobreoferta habría derrumbado el precio del ganadero, como sucedió en 2009, cuando cayó por el cierre del mercado venezolano, pero el menor precio no se trasladó al consumidor, sino que enriqueció a los especuladores.

Lo que pasó el año anterior fue que las ventas externas salvaron a la ganadería, pues además de 267.107 animales exportados, se vendió en carne el equivalente a unos 198.207 animales adicionales. Es decir, que lo que dejó de sacrificarse para el mercado local fue exportado a más de 25 países y, como consecuencia, el precio al ganadero recuperó su tendencia de crecimiento.

Adicionalmente, indicó que en “cifras constantes”, con base enero de 2006, el precio del novillo gordo por kilo en pie en 2008, año pico en ventas a Venezuela, era de 2.105 pesos y en febrero de 2021 de apenas 2.101, es decir, que con lo que hoy recibe un ganadero compra menos de lo que compraba 12 años atrás. “Y si en marzo de 2021 el precio repuntó hasta 2.238 pesos, no es que el ganadero se esté enriqueciendo, sino recuperando lo perdido en más de una década”, enfatizó.

Vale anotar que al hacer referencia a las “cifras constantes”, el dirigente gremial está evitando en su comparación la influencia que hace en la fluctuación de precios la inflación, por lo que sus números son distintos a los de la Feria de Ganado de Medellín.

Y agrega: “En cifras nominales, el precio al ganadero, por supuesto, sube con la inflación. En junio de 2018, antes de perderse el estatus sanitario, el kilo en pie promedió era de 4.844 pesos. Durante la suspensión, hasta enero de 2020, cayó a 4.347, y en septiembre apenas igualaba al de 2018. “Una vez más, el tiempo se detuvo para el ganadero, y el repunte hasta 5.535 pesos en marzo de 2021, es una recuperación a partir de la cual, eso sí, se despeja el horizonte ganadero”, precisó.

Las visiones

El presidente de Fedegán justifica su optimismo señalando que el mundo demanda carne de animales alimentados con pasturas, como la nuestra, y porque los productores colombianos son competitivos en precio. Indicó que en febrero pasado el kilo en pie para el país fue de 1,45 dólares, en Brasil de 1,75; Uruguay 1,82; Argentina 2,01; México 2,14; Estados Unidos 2,51, y en Australia 2,92 dólares, es decir el doble del precio colombiano (ver Paréntesis).

En contraste, García no está tan convencido de esa competitividad o que se esté dando un desplazamiento de la ganadería hacia Colombia y otros países latinos como Brasil, México o Argentina. “Los países desarrollados como Canadá, Estados Unidos, Alemania o Dinamarca no han aumentado sus producciones, el más aventado las ha sostenido, pero muchos otros las han reducido porque son productores que impactan muy duro el medioambiente, pues son muy demandantes de agua y la emisión de gases del ganado es un contaminante fuerte”, argumentó.

Y alertó: “El sector está en una encrucijada muy grande, y en la medida en que siga saliendo carne se va abrir la puerta para que también ingrese ese alimento”.

Por su parte, Carlos Ignacio Gallego, presidente del Grupo Nutresa, comentó que para su negocio de cárnicos emplea un alto porcentaje de animales levantados en el país.

“Para asegurarnos el abastecimiento tenemos programas de integración con algunos sectores del campo y Nutresa tiene ganado con un modelo empresarial al que evolucionó el sistema antiguo del ganado a utilidad, y tiene una cifra que varía entre 26.000 y 40.000 cabezas y hace esto en alianzas con finqueros que poseen la tierra, pero muchos necesitan capital de trabajo y Nutresa aporta la genética, asesoría técnica y comparte con ellos la utilidad”, dijo.

Y también reconoció que en determinados momentos puede hacer importaciones, por desabastecimiento. “Colombia, por ejemplo, ha venido haciendo exportaciones de ganado en pie, que en mi concepto son legales, pero de menor valor agregado frente a la exportación de productos elaborados”, declaró el empresario, quien agregó que el gran reto colombiano es la productividad que necesita alcanzar el campo.

“Colombia está, en el caso de la producción de carnes, cinco veces por debajo de productores como Brasil. Sabemos que el Gobierno tiene programas de estímulo, pero creo que eso debería estar condicionado a mejoras en productividad”, concluyó

Infográfico
7.002
semovientes gordos y flacos contabilizó la semana pasada la Feria de Ganados.

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