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El salario mínimo, un consenso que es escaso

¿Qué tan efectivo es el mecanismo que se utiliza para fijar el salario mínimo? Hablan los involucrados.

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El mínimo, un diálogo lleno de desacuerdos
21 de diciembre de 2017
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En vísperas de Navidad, la posibilidad de conocer el incremento del salario mínimo para 2018 sigue en espera. Empresarios y trabajadores no llegan a un acuerdo, y el 30 de diciembre termina el plazo para que el Gobierno expida el decreto fijando el ajuste, que esperan conocer 1,72 millones de trabajadores que en el país reciben esa remuneración.

De momento, persisten diferencias entre las exigencias de los trabajadores que apuntan a un incremento de 9 %, es decir 66.394 pesos, con lo que el salario mínimo pasaría de 737.717 pesos a 804.111 pesos, mientras los empresarios ofrecen 5,1 %, lo que equivale a 37.623 pesos, para un mínimo de 775.340 pesos por mes.

El distanciamiento en las posiciones de las partes no es novedoso. Iván Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, recuerda que en 20 ocasiones en que se ha reunido la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Laborales y Salariales (CPCPLS) se han logrado cinco acuerdos y quince fijaciones unilaterales por el Gobierno.

¿Un ritual inocuo?

Para el director del Centro de Estudios del Trabajo (Cedetrabajo), Mario Valencia, se debe romper el mecanismo que se utiliza para concertar el salario mínimo.

“El modelo consiste en que el Gobierno se sienta en la mitad a observar cómo gremios y sindicatos debaten sobre el aumento. Esto debe cambiar. Empresarios y trabajadores deben buscar fórmulas que permitan llegar a acuerdos sobre la evaluación de la situación estructural de la economía, de la cual el Gobierno no es convidado de piedra, sino el mayor responsable”, declara.

Mientras no haya un cambio, Valencia advierte que cada año se repetirá “el ritual de negociar cómo se reparten las migajas, dentro de la misma exigua frontera de posibilidades de producción, cuando lo que hay que lograr es ampliar esa frontera a la verdadera dotación de factores productivos, hoy desaprovechados”.

Guillermo Botero, presidente de Fenalco, quien participa en estas discusiones desde el año 2003 en representación del sector privado, defiende el actual modelo de negociación. “Se han planteado alternativas, pero la única forma de fijar el mínimo es que hablen empresarios, trabajadores y Gobierno, porque entregarle esto a un tercero, como el Senado, es muy difícil”.

Para el dirigente, hacer el ajuste en enero y no en diciembre, le generaría más costos a las empresas por tenerlo que hacer el pago retroactivo.

A su turno Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General de Trabajadores (CGT), considera que la discusión debe darse por parte de la CPCPLS en “tiempo frío”, es decir en los primeros meses del año para poder evaluar y tomar determinaciones con las cifras e indicadores consolidados y no provisionales.

Ayer, las centrales obreras se reunieron con el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, pero según Luis Alejandro Pedraza, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), lo único que quedó claro fue que el incremento del mínimo será de unas pocas décimas por encima de la inflación (ver ¿Qué sigue?).

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