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“Un pionero de la banca”, así definen a Javier Gómez Restrepo, expresidente del Banco Industrial Colombiano, ahora Bancolombia, dos de sus admiradores, Carlos Raúl Yepes, también expresidente de la compañía, y Jaime Alberto Velásquez, quién es hoy el vicepresidente de estrategia y finanzas de la entidad.
“Como banquero fue una persona de una gran visión para transformar el negocio en uno mundial, global, enfocado en los clientes y la tecnología”, dijo Velásquez.
La caracterización se da no solo por aspectos que hoy parecen rutinarios como los cajeros automáticos o las tarjetas de crédito, o inclusive, la división de la estrategia en personas y empresas, sino por haber llevado a una entidad a cotizar a la Bolsa de Nueva York; hito que no ha sido logrado por casi ninguna otra compañía bancaria del país en casi 25 años.
No le bastó con debutar en Wall Street. El banquero y su presidente de Junta, Jorge Londoño Saldarriaga, iniciaron un viaje entre centros financieros para buscar inversionistas de alto perfil para la entidad.
Trabajó en el Banco Industrial Colombiano (BIC) durante 35 años hasta su fecha de retiro, en febrero de 1996. Estudió Derecho en la U. de Antioquia e ingresó al BIC como asistente de Iván Correa Arango, quien se desempeñaba como gerente general, el cargo más importante de la entidad porque no existía la figura de presidente.
Ya en 2015, cuando recordaría las dos décadas de la llegada de la banca colombiana a Wall Street, en diálogo con EL COLOMBIANO contó que en ese tiempo tuvo que reorganizar el balance financiero del banco para que lo pudieran entender en el mercado internacional. Por esto, Gómez Restrepo nunca dejará de ser un referente de la banca del país.
“Aquí no vamos a hacer dinero si no sabemos con quién”, decía Gómez Restrepo a quienes trabajaban con él y Yepes no puede sacar esa referencia de su mente debido a que la gestión de Gómez se desarrolló en una época en la que el narcotráfico era parte de la agenda diaria.
Con esto, recuerda Yepes, “como banco no íbamos a hacer negocios con cualquiera”. Y ese punto ético tan alto es hoy el lenguaje de la banca y la clave de su funcionamiento: “Reivindicó el valor de la ética en los negocios”, agregó.
Era una persona “vital”, alegre y muy estricta; características que combinaba con su inteligencia y sensibilidad para los negocios.
Su pasión estaba en el campo, con los caballos y el criadero de ganado de leche; que disfrutaba en sus fincas en Fredonia y San Rafael; por eso, gozaba de su retiro allí, no sin tener un pie en la ciudad con los llamados de sus discípulos, quienes de cuando en vez recibían alguno de sus consejos .