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La cadena de comercialización del oro en Colombia inicia con la venta de este a un intermediario que puede ser un comerciante local o un comprador externo. Sin embargo, históricamente, las brechas que se presentan en esta cadena han facilitado la filtración de mineral de procedencia ilícita.
Así, bajo la promesa de garantizar la trazabilidad en las transacciones de metales preciosos como el oro y de controlar los problemas que genera la minería ilegal, nació Trazoro, una estrategia tecnológica creada por tres paisas.
Según Carlos Andrés Mejía, cofundador de Trazoro, este emprendimiento, que comenzó de la mano de Ruta N, busca centralizar toda la información de los productores, o mineros de subsistencia, que están registrados ante las autoridades. Así, se vuelve posible verificar, usando la huella digital –gracias la integración con un operador tecnológico autorizado por la Registraduría–, si esta persona es real; así como dejar un registro digital de su documentación para que no se pueda alterar.
De esta manera, anotó Mejía, es posible continuar legalmente con la compra, la exportación y la recepción de dinero por ventas de oro; es decir, Trazoro se convierte en un oficial de cumplimiento tecnológico. Y para lograr esto, la empresa aplica las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial, como Blockchain, IoT y Big Data, así aseguran la trazabilidad de cada una de las transacciones de metales preciosos, como el oro, en Colombia.
“Comenzamos en 2015 siendo solo un software, pero ya nos convertimos en una estrategia tecnológica tipo software as a service (software como servicio), que ayuda a la correcta comercialización de metales preciosos. Y es estrategia porque no solamente se trata de una plataforma sino que tiene que ver con acciones que buscan garantizar la calidad de los datos y la transparencia de los mismos”, dijo Mejía.
Los principales clientes de esta empresa tecnológica son los comercializadores de metales preciosos. “Nosotros les ayudamos a que su negocio pueda estar inserto en el sistema financiero. Ellos contratan el servicio, compran el hardware que captura su huella y firma, y ya se transa a través de la nube”, dijo Mejía.
Y es que una de las razones que crean en los comercializadores la necesidad de acudir a los servicios de Trazoro es el reconocimiento de los costos por parte de la Dian.
“El comercializador dice: ‘y yo para qué me voy a enredar si nadie me está exigiendo usar ese tipo de plataformas’. Sin embargo, uno de los problemas que tiene el país es que el sector financiero no confía aún en la minería, por lo tanto no abre cuentas ni presta servicios financieros tan fácilmente a los proveedores o productores. Y esto se traduce en que cada vez que el comercializador paga en efectivo a sus proveedores, la Dian no le reconocerá esos costos”, explicó Mejía.
Precisamente, con el fin de generar esa confianza entre el sector financiero y la minería comenzó a regir este año la nueva ley de inclusión financiera para los mineros. (Ver Para saber más). Y esto representa a su vez una oportunidad para Trazoro, ya que entraría a ser una garantía para asegurarle a los bancos que no hay lavado de activos, por ejemplo.
Hasta la fecha, Trazoro ha monetizado unas 2.200 transacciones y ha prestado sus servicios a 10 comercializadores en el país. La proyección para este año es aumentar esas cantidades: lograr alrededor de 20.000 transacciones, con unos 200.000 comercializadores y aproximadamente 10 exportadores.
Asimismo, entre sus metas está llegar al 20% de la minería de subsistencia y que estos reportes digitales de legalidad sean una exigencia en la industria. “Ahora estamos trabajando con la cooperativa Confiar y Olimpia. Uno de los planes es lanzar juntos una estrategia que busca proveerle oro al Banco de la República”, apuntó Mejía.
Y señaló que otros de sus sueños es crear una marca para el oro: “Juntar, Oro de Reconciliación”, para que Colombia, al usar esta estrategia tecnológica, pueda asegurar que el metal precioso que está exportando no está más relacionado con el narcotráfico, el lavado de activos, la financiación del terrorismo o la proliferación de armas de destrucción