Serena y pausada. De cuerpo pequeño pero armada en acero para tolerar y superar vicisitudes de salud cuando niña. Con caminar lento y ese martilleo del tacón en los zapatos que derrama seguridad al pasar. Con el aroma que desprenden las personas que saben lo que cuestan las segundas oportunidades de salud que de forma aleatoria ofrece la vida.
De mirada profunda y pensamientos prolongados antes de cualquier palabra. De una sutil sinceridad en decibeles muy moderados. De pararse en las rayas cuando...