Todo comenzó con una pregunta: Si solo tuviera 10 segundos con el papa Francisco, ¿qué le diría?
Este mes, los editores de las revistas Fortune y Time me invitaron a participar en el Foro Global en Roma junto con un centenar de empresarios, filántropos, académicos, sindicalistas, religiosos y periodistas de todo el mundo. El objetivo era proponer soluciones concretas a problemas muy graves —pobreza, medio ambiente, salud, migración— y luego presentárselas en persona al papa. Eso lo hizo irresistible.
Una entrevista con el papa es, sin duda, una de las ambiciones de cualquier periodista, pero es casi imposible, muy pocos lo logran. Además, mis fuertes críticas públicas a los abusos sexuales de sacerdotes contra niños, y a la complicidad de la jerarquía...