No son pocas las cosas que están en juego. No es solo la institucionalidad, empresas icónicas de la ciudad, programas sociales que han logrado cerrar la brecha social y económica. No son solo puestos de trabajo y partidas presupuestales. A decir verdad, es mucho más lo que está en juego.
Está en juego el capital social. Construido con alpargatas que llegaron en mula a asentarse y se tradujo en inteligencia emocional construida con años de confianza en las relaciones entre vecinos: el valor de la palabra. Relaciones que después se formalizaron con la administración pública y políticas claras a favor del interés colectivo. Capital social que permite decir con orgullo: “Quiero a Medellín, Amo a Medellín”. Quizás agregar: Defiendo a Medellín.
Uno...