A los cuarenta años de vida este hombre del siglo XVIII presentó al público una de sus tantísimas obras y, quizás, la más importante que produjo. Tenía entonces –considerando la expectativa de vida– el equivalente a 70 años de edad de hoy. Toda una vida dedicado a un oficio, aprendido en la familia paterna y compartido con sus hijos. Un oficio fatigoso, cotidiano, sometido a la presión de los jefes políticos o eclesiásticos, a las angustias del tiempo que oprime con la demanda de un producto semanal, de entregas especiales según la época del año; semana tras semana y año tras año, intentando trasmitir algo nuevo sobre un calendario lento y repetitivo. Toda una vida laboral luchando por alguna autonomía en el trabajo y remuneraciones más adecuadas,...