A veces, se trata de hacer más malabares, ocultando el sudor, con familia, trabajo, deporte, amigos, hobbies... A veces, la foto es perfecta. Esa escena ideal con amigos. A veces, es imposible no emitir una opinión elocuente e imperativa en redes. A veces, se pierde el norte. Porque cuando todos están perdidos, es más fácil perderse con todos al tiempo.
La historia reciente se resume en movimientos culturales: renacimiento, ilustración, modernismo y posmodernismo. Periodos de tiempo que, conducidos por el arte, lograron generar una convención social y cultural que admite reglas de comportamiento. Las del posmodernismo, unas particulares que tuvieron origen en el florecimiento del capitalismo.
El capitalismo actual nació de la austeridad. De la cultura del ahorro, disciplina y trabajo individual para combatir el hambre y la devastación de la guerra. Produjo resultados: hombres en la luna, científicos cerrando brechas de conocimiento. Procesos industriales que aceleraron el crecimiento. Un capitalismo productivo.
Lo siguió uno expansivo. Cultivado por el apetito de conquistar más, más rápido. Desencadenó en un capitalismo hedonista. Uno en que cada quién, gracias al funcionamiento de la máquina productiva, la puso a su servicio. Rendimientos económicos, satisfacer gustos personales.
Antes del capitalismo expansivo, era difícil conseguir una oferta de productos como a la que dio lugar esa etapa. Sin embargo, después del hedonista, vino el capitalismo individualista. Uno en el que primó la personalización. Donde se privilegia el gusto individual en lugar del colectivo. En el capitalismo expansivo bastaban un par de productos para satisfacer el mercado, en el individualista, cada quien debe tener acceso a lo que quiere. Una cuenta bancaria a la medida, un automóvil de acabados particulares. Esa evolución del capitalismo y las libertades que defiende ha generado pensamientos individuales demandantes.
Individuos que buscan satisfacer su necesidad cultivando su hedonismo, porque para qué aplazar placeres, aparecen la financiación y los créditos. Un caldo de cultivo para el narcisismo. Cada quien se cree merecedor de sus demandas.
Hoy, el peso del individuo socava el de las instituciones que defienden el interés colectivo. Síndrome generalizado a escala global y acentuado por redes sociales. Se confirma cuando las megatendencias anticipan la individualización como eje del desarrollo global.
Historia larga hecha corta. El posmodernismo se caracteriza por el narcisismo (Instagram es la gran evidencia), que tiene origen en el capitalismo productivo y muta al individualista. El hecho de que hoy se defiendan fotos bonitas, cuerpos esculturales, entre otras, ha logrado que se crea que importa más la opinión individual que la colectiva. Eso mismo ha hecho que las instituciones (valores colectivos como El Estado, la gobernación o la fiscalía), pierdan valor a la luz de opiniones individuales que buscan satisfacer el ego. Tanto que, muchos hoy, cuestionan salir cuando la recomendación colectiva es quedarse en casa.
El libro la civilización del renacimiento en Italia (título original en inglés), cita: “El impacto de la peste bubónica resultó en una gran variedad de cambios sociales, económicos, culturales y religiosos. Estos cambios, directa e indirectamente, condujeron al surgimiento del Renacimiento, una de las mayores épocas para el arte, la arquitectura y la literatura en la historia humana”.
Que la situación actual motive un cambio social y cultural que permita pensar de manera colectiva, respetando el interés de todos y valorando instituciones que defienden ese interés. Que permita repensar ideales para que se enriquezcan sentimientos de comunidad y vecindario. También cultivar un nuevo capitalismo, el Consciente del que habla Rajendra Sisodia en su libro.
Nota: las reflexiones que este artículo despierta nacen del libro La era del vacío, de Gilles Lipovetsky. Uno que se lee con una sonrisa entre labios por la vergüenza que hace sentir al permitir desdoblarse a la realidad y ver las actitudes generacionales flotando en burbujas de aire a la deriva .