En Colombia tenemos carteles para todos los gustos. O mejor, para todos los disgustos. Además de los vergonzosamente recordados carteles del narcotráfico que vinculan en su nombre la procedencia de sus jefes (capos se ajusta mejor), y que tantas lágrimas, dolor y sangre nos costaron, también hemos tenido cartel de la papa, de los embalses, del cemento, del azúcar, de las esmeraldas, de la salud y ahora los del papel higiénico, cuadernos y pañales.
Frente a estos hechos traté de recordar otros casos sonados de corrupción en Colombia por los que mi memoria de tiza había pasado un trapo húmedo (a duras penas recordaba los protagonistas del “miti miti”), entonces busqué en Internet y... ¡sorpresa! Encontré cientos de miles de páginas relacionadas....