No podía comenzar mejor la semana. Hacía tiempo no se daban en seguidilla dos noticias tan esperanzadoras. El sábado Biden consolidó su ventaja, después de imponerse en Pensilvania y pudo dar su discurso de victoria. Además, el lunes amanecimos con la noticia maravillosa de una vacuna muy avanzada para la covid-19, con muy buen pronóstico según sus creadores.
La primera noticia fue muy sufrida y dramática. Durante días, en todas partes se seguían casi que voto por voto los escrutinios. Una noche Trump era el presidente y al día siguiente todo había cambiado. No era precisamente lo que decían los pronósticos, que daban a Biden un triunfo contundente, aunque al final obtuvo un margen importante.
Las aguas no se han calmado, Trump no acepta la derrota y continúa divulgando falsas noticias. Continúa empeñado en mostrar que hubo fraude para deslegitimar a toda costa el triunfo de Biden. Sin embargo, su estrategia se está resquebrajando porque hasta ahora no hay pruebas y varios miembros prestantes del partido republicano están reconociendo el triunfo de Biden.
Las primeras declaraciones del presidente electo confirmaron la sensación de cambio que hay en el ambiente. Biden quiere ser el presidente de los dos campos en que está dividido el país. Un llamado a la unidad, a curar las heridas. Cuenta con trabajar con los republicanos. Hasta ahí la primera vuelta de esa primera noticia.
La noticia de la vacuna de Pfizer y BioNThec, con una destacable eficacia de 90 % en los participantes sin evidencia previa de infección, muestra que ya empiezan a llegar los finalistas de la desenfrenada competencia en que entraron cientos de laboratorios en todo el mundo. Es un triunfo de la ciencia, del progreso el que en tan poco tiempo se están dando los primeros resultados.
Ya hay otras dos vacunas en fase tres que podrían someter pronto datos a los reguladores y vendrán más. Más vacunas significa que hay más posibilidad de que puedan pasar los estrictos controles regulatorios para que puedan ser usadas masivamente. Si todo funciona bien, se estaría logrando muy pronto controlar la enfermedad, mucho más rápido de lo que se pensaba.
Pero vienen las segundas vueltas de las noticias, cuando estas muestran las costuras e impiden que las disfrutemos plenamente. Para el caso de Biden, la cuestión es si el trumpismo va a desaparecer con la derrota de Trump o, por el contrario, se irá requintando hasta aparecer dentro de cuatro años con renovados bríos. Para acabar de completar las cosas, si Biden no tiene el Senado va a tener dificultades para llevar a cabo los programas que había ofrecido en su campaña y que tanto se requieren.
Por el lado de la vacuna pueden pasar varias cosas. La más dramática que al final la de Pfizer y compañía no sea aprobada para su distribución masiva, de ahí la importancia de que haya otras candidatas. O que sea aprobada, pero se haga difícil su distribución a la escala que se necesita porque su manejo requiere refrigeradores especiales que garanticen que la vacuna se conserve a -70 grados.
Con todo y segundas vueltas, las buenas noticias con que inició la semana pasada cambiaron las “sensaciones”. Se sintió un alivio, una tranquilidad, como si al fin apareciera la luz al final del túnel.