Hace unos días revisaba las cifras de vacunación en América Latina. Excluido Chile –donde aproximadamente el 20 por ciento de la población está vacunada y se anuncia inmunidad de rebaño tan temprano como en junio–, el resto de la región no ha inyectado, en promedio, ni al uno por ciento de sus ciudadanos.
América Latina no ha sido inmune a la degradación creciente de la política, con dirigencias obsesivamente ocupadas en la próxima elección –o en la perpetuidad– y en peleas menores entre gobiernos y oposiciones mientras pobreza, corrupción, atraso y, ahora, miles de muertes parecen suceder en un universo paralelo. Es ciertamente enervante que la escala de prioridades parezca al revés o, peor, inexistente.
Estos son momentos de alta política, y...