El resultado del plebiscito del dos de octubre, sobre los acuerdos para terminar el conflicto con las FARC, representa un insoslayable retroceso para el proceso de paz. Es también un voto de no confianza en el gobierno y en el presidente Juan Manuel Santos, quien hizo una apuesta arriesgada al someter, sin necesidad, una negociación compleja a la refrendación popular. El triunfo del No, por un margen estrecho, ha causado desconcierto en la comunidad internacional, la cual ha dado un apoyo decidido al proceso de paz. Ante el resto del mundo, Colombia ha dejado de ser un país aburrido y predecible. Si hay algo que desestimula a los inversionistas son las sorpresas y la incertidumbre.
Se ha hecho evidente la animadversión hacia las FARC y la...