“Hay leyes injustas. ¿Nos contentaremos obedeciéndolas o trataremos de corregirlas y seguiremos obedeciendo hasta que lo consigamos o, más bien, las transgrediremos en seguida? Bajo un gobierno como el presente, los hombres piensan por lo general que es mejor aguardar hasta haber persuadido a la mayoría de la necesidad de alterarlas. Piensan que, de resistirse, el remedio sería peor que la enfermedad. Pero es culpa del gobierno mismo que el remedio sea peor que la enfermedad. Aquel la empeora. ¿Por qué no prevé y procura, en cambio, las reformas necesarias? ¿Por qué no atiende a su prudente minoría? ¿Por qué grita y se agita antes de ser herido? ¿Por qué no anima a sus ciudadanos a que se mantengan alerta para que le señalen sus faltas y a conducirse...