Por Fernando Savater
redaccion@elcolombiano.com.co
Como el caballo hizo al hombre, nos han llegado nombres de equinos memorables: el mitológico Pegaso, afeado por unas alas incongruentes, Babieca, que con el Cid muerto cargó contra el enemigo, el sufrido Rocinante, metafísico por anemia, Copenhague, cabalgado por Wellington en Waterloo, Nihilista, al que iba a montar Sissi cuando fue asesinada por... un nihilista, etc.
Y Bucéfalo. Negro, violento, con una mancha blanca en la frente en forma de cabeza de toro que le dio nombre, costó trece talentos a Filipo de Macedonia, que pronto se arrepintió al verle cocear lanzando dentelladas a quien se le acercaba. Nadie podía montarlo y Filipo decidió devolverlo. “Lástima, es magnífico”, dijo un adolescente...