“Ladran, Sancho, luego cabalgamos”. La expresión, que erróneamente se atribuye al Quijote de Cervantes, ejemplifica a la perfección la vida y obra de Álvaro Uribe. Podría figurar en su escudo heráldico como prueba de que, pese a las críticas y las maledicencias de los muchos enemigos, el expresidente colombiano siempre ha ido a su bola, avanzando contra viento y marea. Desde los años 70, cuando detuvo el paro en la Universidad de Antioquia, la izquierda lo tiene en su punto de mira a uno y otro lado...