Ya lo pregonó Discépolo en los años 30, cuando a ritmo de tango afirmó: “Que el mundo fue y será \ una porquería, ya lo sé. \ En el quinientos seis \ y en el dos mil, también”. Y va una a ver y sí, lo que expresó el compositor argentino se cumplió. Entre muchas cosas por cuenta de la desigualdad que crece a pasos agigantados.
Hace poco leí un artículo publicado en la Revista Española de Sociología, sobre la plutocracia en Europa y cómo las familias tradicionales del viejo continente aún después de varios siglos y de muchos programas sociales del Estado de Bienestar continúan conservando su poderío económico. Citan un estudio en los datos fiscales desde 1427 hasta 2011, en la ciudad de Florencia donde la riqueza familiar continúa en manos de...