Los políticos colombianos son expertos en ocultar su verdadera apariencia. No solo los de baja estofa, que deben reptar durante años mientras consiguen volverse importantes y aceptados por las castas de mayor recorrido y apellido en la historia de los partidos tradicionales y sus engendros recientes (Cambio Radical, el Partido de la U y el Centro Democrático, entre otros). También se arrastran expresidentes y congresistas.
Ese esfuerzo por mantener fachadas en el espectáculo del poder público, con el efecto de que no se sepa al final quién se esconde tras la inmediata apariencia, es otra manifestación de travestismo.
Andrés Pastrana sostuvo en algún momento que Álvaro Uribe era un paramilitar y César Gaviria denunció que el gobierno de Uribe tuvo...