El cinismo es una característica inherente a la clase política colombiana y las Farc, ahora convertidas en colectividad, entienden de estos juegos como pocos. Porque en su época de guerra fueron cínicas y ahora, pensarán, no tendrían por qué cambiar esas expresiones tan típicas de su esencia.
Justo antes de entregar las armas, en un paso que fue recibido con agrado por buena parte del país, algunos comandantes guerrilleros decidieron pedir perdón por sus ataques y buscar caminos de concertación. Parecían entender que, así como es necesaria la justicia para todos aquellos involucrados en el conflicto y la verdad sobre las atrocidades estatales, era fundamental que ellos agacharan la cabeza por tanta sangre derramada y estiraran la mano a una sociedad...