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Estados Unidos y Europa están cada día más cerca de demandar cero combustibles fósiles. La Unión Europea acaba de ratificar la prohibición de la venta de carros a combustión fósil a partir de 2035. Comenzó el debate. Países como Italia y Alemania han solicitado que se proteja la neutralidad tecnológica. Traducido al castellano, que la tecnología de los carros eléctricos se combine con la tecnología de combustibles sintéticos (e-fuel), especialmente para vehículos pesados. ¿Cuál es el impacto de esta noticia para Colombia? Altísimo. Los ingresos por petróleo y carbón se van a reducir exponencialmente, no por falta de oferta sino por una menor demanda y unos precios cada vez más bajos. No es alarmismo. Para Colombia, las reglas de juego cambiarán muy fuerte.
Tengamos en cuenta las siguientes cifras. El presupuesto anual de gastos e inversión de la nación es del orden de 430 billones de pesos y el recaudo nacional por tributos, sin tener en cuenta a Ecopetrol, es de 215 billones de pesos aproximadamente. Saquen sus propias conclusiones. Somos una familia que tiene inicialmente ingresos de 215 y gastamos 430. Hasta aquí todo muy mal. La cosa se mejora un poco porque Ecopetrol, con unos ingresos anuales de 160 billones de pesos, ayuda al tarro con 42 billones de pesos adicionales entre impuestos, regalías y dividendos. De cada 100 pesos que tiene la nación para gastos e inversión, Ecopetrol le aporta 16 pesos. Quitarle esos 42 billones y otros tanto, a la economía y a los ingresos de la nación tiene unas dimensiones descomunales y dramáticas.
Estoy de acuerdo con los que dicen que la transición energética ordenada y bien pensada es de largo plazo. Pero estoy todavía más de acuerdo, con los que dicen, como en el cuento del pastorcito mentiroso, que ahora sí es de verdad. Que ya llegó el lobo. Que ya no hay más tiempo para comenzar a prepararnos. Por eso, uno de los megaproyectos país que debemos abordar ya, es preservar la soberanía energética y al mismo tiempo ejecutar un ambicioso plan para sustituir dichos ingresos que a la vuelta de la esquina, ahora sí, decaerán. ¿Cómo reemplazarlos?
Datos redondos para responder esta pregunta. La industria de las flores, con unas exportaciones de 10 billones de pesos anuales, puede estar aportando a los ingresos de la nación algo cercano a los 250 mil millones de pesos. En ese mismo orden de magnitudes podrían estar las industrias del aguacate, del café y del turismo. Con estas cifras, en un escenario ácido, se necesitarían crear en los próximos 27 años, 168 industrias de las dimensiones de la industria de las flores y similares. Imposible.
Lo cual, nos pone enfrente de una primera hipótesis. Hay que repensar la industria de la minería sostenible, para jugar a fondo en la matriz de minerales como: cobre, litio, zinc, cobalto, manganeso, grafito, indio, vanadio, níquel, aluminio, hierro, oro, entre otros. ¿O de qué otra manera nos deberíamos preparar para la Colombia 2050, sin exportaciones de combustibles fósiles?
