América supura violencia y sangre. Por mucho que algunos líderes políticos confundan sus deseos con la realidad –como el presuntuoso y frívolo presidente salvadoreño, Nayib Bukele, que al más puro estilo tuitero de Trump se aventura a vaticinar en cuatro años el fin de las pandillas en su país sin explicar cómo va a obrar tal milagro–, lo cierto es que en el continente americano se concentran el 42 % de las víctimas de homicidios de todo el mundo pese a que sólo alberga el 13 % de la población mundial. Según el informe global sobre homicidios publicado ayer en Viena por la ONU, la tasa media de homicidios anual en el continente es de 17,2 por cada 100.000 habitantes, casi el triple que el promedio mundial y casi seis veces más que la europea. Centroamérica y sus «maras» se llevan la palma: concentran 25,9 asesinatos por 100.000 habitantes. Pero Suramérica no le va a la zaga, con una tasa de 24,2. A algo más de distancia se sitúa la región caribeña, con 15,1. Las tres figuran como las subregiones con los registros de homicidios más elevados del mundo. Baste este dato, Latinoamérica es la única región del mundo donde la tasa de asesinatos ha crecido desde 1990. De hecho, los únicos cuatro países del mundo con tasas de homicidio de más de 40 personas por cada 100.000 habitantes están en América Latina: El Salvador (62,1), Venezuela (57), Jamaica (57) y Honduras (41,7).
Los hombres jóvenes son la carnaza que utilizan las organizaciones criminales para sus propósitos. Así, la tasa de homicidios entre los varones de 18 a 29 años es de 46 por cada 100.000 habitantes, mucho más alta que en cualquier parte del mundo, alerta el documento. En El Salvador, por ejemplo, la tasa de homicidios entre los chicos de 15 a 29 años es de 296 por 100.000 habitantes, y de 205 para quienes tienen entre 30 y 44 años. A ese ritmo, el flamante y trivial mandatario salvadoreño acertará por incomparecencia de la población, puesto que el 8 % de los varones que tenían 14 años en 2016 no alcanzarán los 44 años. En Venezuela, donde se ha registrado el más dramático incremento de la tasa de homicidios entre 2012 y 2017, al pasar de 13 a 57 por 100.000 habitantes, la tasa de homicidios alcanza los 200 muertos entre los hombres de 15 a 29 años.
De entre los jóvenes, la munición preferida por el crimen organizado, que mata a tantas personas en el mundo al año como todas las guerras juntas, son los chavales que ni estudian ni trabajan, los llamados «ninis». Un estudio realizado en México asegura que un aumento del 1% en el número de «ninis» se correspondía con un aumento de la tasa de homicidios de 2,59 puntos porcentuales. Por el contrario, un aumento del 2% en el número de graduados en bachillerato va acompañado de una reducción de los homicidios de una víctima por cada 100.000 personas, según otro estudio de la ONU realizado en la región Caribe.
Ahora que andan ustedes enfrascados en sacarle aún más brillo a una institución pulcra y limpia como son las Fuerzas Armadas colombianas, donde a las manzanas podridas se las aparta como a apestados y los códigos de honra, tan elevados que no los soportaría un solo político, son dogma de fe, sepan que su país figura como un ejemplo para todo el continente en este informe de la ONU. Por muchos peros que se quieran poner, el caso colombiano destaca por la fuerte reducción del número de homicidios en ese periodo, de 80 a 25 por cada 100.000 habitantes, algo que Naciones Unidas atribuye en parte a la «intensificación de la acción estatal contra el tráfico de drogas». En otras palabras, al combate del Ejército a las narcoguerrillas y de las fuerzas policiales a las bacrim. Así que, sin bajar la guardia, saquen pecho. Que ya toca .