El sentimiento opuesto al amor no es el odio. Es el miedo. Mientras el amor moviliza, el miedo paraliza. Esta ley, fácil de comprobar entre individuos, vale igual para las sociedades.
Los enamorados son capaces de bajar la Luna para entregarla de regalo a la amada. Y esta la recibe con una convicción que no viene de la cabeza. Ella sabe las razones para demostrar que su luna es la Luna.
En este caso el amor ha pasado por encima de la aeronáutica, de la física y de la astronomía. Ha logrado más que Newton, Einstein y Hawking. Muestra que su potencia es de un orden imbatible.
¡Ay de que aquí se filtre la duda y con ella el miedo! Entonces el galán será Sansón despojado de pelo, Aquiles herido en el talón. Ninguna luna será regalo a disposición...