Síguenos en:

¡CÓNCHALE, VALE!

De unos años para acá, un acento diferente en nuestras calles se ha hecho cotidiano. Hace cosa de tres años pasa por mi cuadra una señora venezolana, canasta en mano, ofreciendo postres como su única opción de supervivencia. Luego encontré una manicurista nueva, la Chama, en la peluquería que frecuento. Las calles principales del barrio acogieron a muchos de ellos, si es que una calle acoge a alguien, dedicados a vender vidrios y tarjetas SIM para celulares. Los he visto en los buses vendiendo su dinero, para coleccionistas de billetes, porque a ellos en la práctica no les sirve para nada. Están en los supermercados, en los almacenes de ropa y van de puerta en puerta ofreciendo cachivaches. Entregan volantes de masajes eróticos en el centro...

Porque entre varios ojos vemos más, queremos construir una mejor web para ustedes. Los invitamos a reportar errores de contenido, ortografía, puntuación y otras que consideren pertinentes. (*)

 
Título del artículo
 
¿CUÁL ES EL ERROR?*
 
¿CÓMO LO ESCRIBIRÍA USTED?
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO

Datos extra, información confidencial y pistas para avanzar en nuestras investigaciones. Usted puede hacer parte de la construcción de nuestro contenido. Los invitamos a ampliar la información de este tema.

 
Título del artículo
 
RESERVAMOS LA IDENTIDAD DE NUESTRAS FUENTES *
 
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Teléfono
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO
LOS CAMPOS MARCADOS CON * SON OBLIGATORIOS
Otros Columnistas